El trabajo de la ley para personas en situación de calle se intensifica para su futura promulgación (parte I)

Lagens arbete
Sara Marzorati
Hormigón Armado

El día viernes 27 de abril en la Cámara de Senadores, los miembros de la Red Nacional que trabajan con personas en situación calle junto al senador Efraín Chambi organizaron el evento de socialización del Proyecto de «Ley de prevención, atención y protección integral para niños, niñas, adolescentes y familias en situación de calle», donde participaron las diferentes instituciones que forman parte de la Red Nacional como también representantes de los Ministerios. El objetivo de la actividad era socializar el proyecto a todos los invitados y trabajar en mesas para dar sugerencias y contribuciones para que sea lo más funcional posible.

Lo que se quiere con este proyecto de ley, que tiene ocho títulos, es establecer mecanismos y procedimientos en el marco de la Constitución Política del Estado, leyes, tratados y convenciones internacionales, destinados a prevenir, desintoxicar, rehabilitar y reintegrar socialmente a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y familias en situación de calle a través de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales que protejan a la niñez y a la familia. La norma plantea también la creación del Consejo Nacional de Protección de la Niñez, Adolescencia, Familias en Situación de Calle, el cual será respaldado por otros a nivel departamental. Estas instituciones coordinarán su labor con los ministerios de justicia, salud, educación, gobierno, gobiernos regionales, defensorías y organizaciones sociales.

La jornada fue inaugurada con las palabras del Lic. Milton Quisberth, presidente de la red de instituciones que trabajan con personas en situación de calle La Paz y El Alto. Siguieron las intervenciones del Lic. Dennis López, presidente de la Red Nacional Niña, Niño, Adolescente y familias en situación de calle, y del senador Efraín Chambi, que subrayó la necesidad y la importancia de este proyecto de ley, necesidad e importancia que los mismos protagonistas para los cuales esta ley ha sido pensada contaron a todas las personas presentes en la sala su experiencia de vida en calle. Mauge, mujer de 32 años, que vivió muchos años en situación de calle, nos narró un poco de su historia.

Ella vive actualmente en Sucre con sus dos niños después de momentos muy difíciles que tuvo que vivir y afrontar, pero de los cuales logró salir, también gracias a la ayuda del Hormigón Armado, que ella misma define como su «otra familia». Empezó su vida de calle a los 13 años cuando se escapó de su casa a causa de violencia por parte de su familia:

«Mi historia de vida es como la de cualquier otro chico de calle: he salido a la calle por violencia familiar, mucho me golpeaban, no era mi familia verdadera, era como una recogida».

Durante su adolescencia muchas veces estuvo en hogares pero eran solo lugares transitorios:

«Siempre iba y salía porque no me acostumbraba a que me iban a controlar, quería ser independiente, me gustaba la familia que tenía en la calle, era más comprensiva. He pasado lo que muchos chicos de calle pasan: golpes de la policía, mucha discriminación y el abuso de la gente. Consumía droga, vendía droga y otras cosas parecidas.»

Después de un tiempo dedicado al robo, Mauge entendió que quería dejar este tipo de vida y empezó a lustrar:

«Fui una de las primeras chicas en lustrar aquí en La Paz. En esta situación también he sufrido mucha discriminación por parte de los mismos chicos lustrabotas y de la sociedad, que viendo una chica lustrar me pagaba menos, igualmente los chicos de calle se burlaban del trabajo que decidí empezar, no me interesaba su opinión, quería dejar de robar: yo quería cambiar».

Mauge en ese año tenía una pareja de la cual estaba embarazada y con él decidió intentar el cambio, pero después de dos meses tuvo un aborto natural:

«Perdí a mi niño; igual estaban pasando muchas cosas que han hecho terminar la relación y empecé a reflexionar. Estaba con diferentes enfermedades, estaba baja de peso, no comía, ni podía ingerir agua… Me estaba ya casi a punto de morir. Así decidí irme a Sucre, mi ciudad de origen».

La fundación Arco iris la ayudó a reintegrarse con su familia; después de dos años muy difíciles para instaurar una relación decidió regresar a La Paz, donde volvió a reencontrarse con sus amigos de calle y ahí conoció su nueva pareja, que actualmente sigue en situación de calle; hace ya más de 2 años que se separó de su él y no tienen contacto, y es padre de sus niños de 6 y 9 años:

«Estar embarazada de un primer hijo fue un gran impulso para mi cambio: no quería llevar la vida que yo llevé, quería lo mejor para ellos y decidí alejarme de la calle. Me fui a Cochabamba durante el periodo que estaba embarazada, hasta su nacimiento y volví a La Paz. Dejar la calle es muy, muy difícil: es tu vida, es tu escape a los problemas, a todo. Igualmente es muy difícil dejar de consumir: seguí inhalando también cuando estaba embarazada, aunque sí solo un poquito. Lo tomaba como un refugio cuando estaba mal».

Conoció al Hormigón Armado gracias a su pareja, cuando su primer hijo era todavía un bebé:

«Estaba mal económicamente y mi pareja me lo hizo conocer. Empecé a ir a la fundación y aquí el joven Jaime fue de gran apoyo, creía mucho en mí y me daba la fuerza para seguir adelante. Vendía los periódicos, era guía turística, participaba en los talleres, me explicaban cómo mis hijos podían estar bien, tenía una ayuda para el alquiler de un pequeño cuarto. Todo esto me incentivó a salir de la calle, aunque si en este momento no pasó por completo».

Después de tres años, se embarazó de su segundo hijo y la voluntad de cambio fue una vez más fuerte. Sin embargo aún continuaba los problemas cada vez más fuertes, por lo cual decidió alejarse de su pareja y cambiar su vida definitivamente por ella y por sus hijos. También en este periodo ya había terminado sus estudios en Peluquería y estilismo gracias a una beca recibida por el Hormigón Armado:

«Por ellos decidí volver a Sucre hace dos años, para su seguridad y porque no quería que vivieran en el ambiente donde yo había vivido. Además quería alejarme de mi pareja porque me pegaba, tomaba mucho. Quería lo mejor para mis hijos y para mí, aunque la vida en Sucre es dura, me siento sola. Mis hijos no van a ser lo que yo he sido y no van a sufrir lo que yo he sufrido: mis hijos tienen que estar bien, y tener en lo posible lo que ellos quieran, siempre los apoyo en lo que quieren hacer. Esto ha sido lo que me han enseñado en el Hormigón, más que todo lo que es una familia: no han sido trabajadores las personas que me han ayudado, si no que alguien que considero familia y amigos. Gracias a lo que me decían y a los incentivos que me dieron he podido seguir adelante porque cuando está uno caído lo que necesita es alguien no que lo haga parar si no que le haga ver su valor: esto es lo que a mí me han trasmitido. Me han hecho ver que valgo mucho. No voy a decir que no soy más de calle porque sigo siéndolo: allí está mi otra familia, son los chicos que siguen en esta situación. Siempre les digo a mis amigos que si yo he podido, por qué ellos no van a poder».

Mauge sigue luchando por una vida mejor para ella y sus niños y sabe que el camino que hay que por recorrer es largo todavía:

«Sé que tampoco yo he salido completamente de mi anterior situación, estoy en una escalera y todavía no he llegado a mi final. Tal vez mi meta va a ser ver a mis hijos profesionales, esto es mi sueño: que ellos tengan su profesión, que tengan sus trabajos, sus hogares. Allí va a estar mi meta, mi satisfacción, mi trabajo concluido. Ahora no estoy ni en la mitad del camino, porque mis hijos son pequeñitos pero aún tengo la fuerza de seguir luchando para ellos y mi otra familia de la calle».

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