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Acceso al agua potable y saneamiento es todavía un desafío

Natasha Pitts
Prensa indígena

Acceso al agua potable

(Adital )El acceso al agua limpia y a una red de desagüe es un derecho humano esencial, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el camino para tener una vida digna y llegar a todos los otros derechos humanos.

Aun así, miles de personas todavía tienen esos derechos negados. Se estima que 1.800 millones de personas alrededor del mundo no tienen acceso al agua limpia y 2.500 millones no tienen acceso a ningún tipo de saneamiento; 1.100 millones siguen defecando al aire libre.

Los números, a pesar de ser altos, pueden también estar siendo subestimados, pues miles de personas que viven en asentamientos precarios no se contabilizan.

Para que esta realidad se transforme es necesario que haya más empeño de parte de los Estados para asegurar recursos financieros, capacitación y transferencia de tecnología para que todos sus habitantes tengan el derecho de disponer de agua suficiente.

Saludable, aceptable y físicamente accesible para su uso personal y doméstico, como lo determina el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada persona necesita en promedio de 50 a 100 litros de agua por día para satisfacer sus necesidades más básicas. Cuando ese derecho es irrespetado, son grandes los impactos sobre la salud.

Hoy, se calcula que la pérdida anual por carencia de acceso al saneamiento es de 260 mil millones de dólares; por otro lado, cada dólar invertido en agua y saneamiento en regiones en desarrollo genera un retorno que gira entre los 5 y 28 dólares por persona.

Con el crecimiento de la población mundial y los constantes cambios climáticos, la disponibilidad de agua potable está cada vez más comprometida.

Además, las extracciones de agua se triplicaron en los últimos 50 años y se estima que la demanda mundial de agua para la producción de alimentos va a duplicarse hasta 2050. Con esto, los esfuerzos de los Estados y de las organizaciones también deben intensificarse.

La relatora especial de las Naciones Unidas sobre el derecho humano al agua y al saneamiento, Catarina de Albuquerque, pide que, en tiempos de estabilidad, los Estados garanticen el financiamiento para el funcionamiento y mantenimiento de sistemas que no se deterioren fácilmente.

El pedido se fundamenta en el hecho de que averías en la infraestructura, rápida urbanización y mantenimiento insuficiente causan pérdidas anuales estimadas entre 250 y 500 millones de metros cúbicos de agua.

En los últimos 20 años, más de 180 mil bombas manuales instaladas en diversos puntos de África Subsahariana, por ejemplo, se dañaron después de poco tiempo de uso, dejando a más de 70 millones de personas sin acceso al agua y volviendo improductiva la inversión de cerca de 1.500 millones de dólares.

Algunos países ya mostraron avances. En Brasil, la población sin saneamiento básico cayó a la mitad. En los años de 1990 a 2012, la tasa de residencias vinculadas a la red colectora de desagüe pasó del 53% al 77%.

En lo que tiene que ver con el acceso al agua, la cifra pasó del 70% al 85,5% en el mismo período. Muchas otras naciones todavía deben empeñarse para que la meta de la ONU de reducir la proporción de la población sin acceso al agua potable y al saneamiento se reduzca en el mundo.

Con informaciones de la Fundación Avina.



Publicado: julio 2014

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