Relatos de Miguel Méndez Pereira
El piadoso
Ya llevaba más de setenta años encima cuando esto sucedió, y tal vez fue por los 23 de ellos que pasó preso y torturado en las mazmorras de la dictadura Stronista de Paraguay que aquella noche, al dirigirse a pie a su casa por una calle oscura del barrio Nazaret de Asunción, cuando un ladronzuelo, cuchillo en mano le amenazó "deme todo su dinero o lo mato", más que miedo sintió piedad por el pobre joven y le respondió:
Mi hijo no llevo mucho dinero conmigo encima, pero si aceptas acompañarme a mi casa ahí te puedo dar más y de paso cenamos.
Chronos
Fue allá por el año 2051 que; viendo el mal uso que los humanos (ocupados en guerras, en excesos de labores y acumulación de capital) hicieron de su regalo, el Dios Chronos se despabiló, y; con la anuencia de los otros dioses de la humanidad, decidió retirar su obsequio a los hombres: el tiempo.
Los relojes no pararon, sino que caóticamente comenzaron a marcar cualquier hora en cualquier lugar del globo. En el campo, a cualquier hora se hacía de noche, a cualquier hora se hacía de día. En las ciudades, no había forma de controlar la llegada y salida de los aviones, metros y buses.
Largos años; que no pudieron ser contabilizados pues ya no se contaba con el insumo fundamental de todo reloj: el tiempo, transcurrieron hasta que la humanidad, por fin, optó por aprovechar mejor aquella dádiva que le fuera hecha a los griegos en la antigüedad por el Dios Chronos. Entonces acabaron las guerras, se comenzó a trabajar menos para atender más a la familia y a los amigos, de vuelta se tuvo más tiempo para el ocio sano y la cultura nutritiva. A la sazón, Chronos devolvió aquel presente a los humanos y se restableció el orden perdido.
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