Colonialismo 2.0 (Ciudad Modelo): la reaparición del Estratega de la Muerte
Honduras. En medio del revuelo causado por la supuesta implementación de las ciudades modelos en Honduras, promovidas por los libertarios de ultra derecha estadounidenses, retorna a Honduras una vez más, el Sr. Mark Klugmann.
Klugmann, ex asesor de Pepe Lobo en su primera campaña presidencial, y ampliamente conocido en América Latina por su participación en las privatizaciones estatales.
La reputación de Klugmann se puede definir como realmente siniestra. En Guatemala se le llegó a acusar de haber llegado al extremo de supuestamente inducir el asesinato de conductores de autobuses urbanos, con el propósito de crear un estado de terror, que ante la inseguridad proporcionaría votos al otrora candidato militar Otto Perez Molina.
En Honduras repuntó por haber sido el creador de la ominosa campaña de mano dura, con la cual concurrió Porfirio Lobo a las elecciones del año 2005. Es el autor intelectual del puño de hierro y la implementación de la pena de muerte en Honduras. Incluso hay quienes llegan a relacionarlo con la abominable masacre del Chamelecon acontecida en el año 2005.
Klugmann reaparece ahora como uno de los ideólogos de las ciudades modelo o libres promocionadas por los libertarios estadounidenses y a nivel regional por la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. En una entrevista de la BBC, del 18 julio del presente año, intitulada "Un experimento radical para combatir las drogas", Klugmann desde el valle del Cuyamel, elabora una apología a la creación de zonas de exclusión dentro del territorio nacional, manejadas por el capital extranjero.
Uno de los puntos álgidos que promueve el asesor en campañas electorales y violencia, en su propuesta denominada LEAP, es la tercerización (outsourcing) en la aplicación de justicia, en una entrevista con el magazine Tabula, pone de ejemplo a la isla de Mauricio y las cortes británicas, estrategia que en su momento también fue recetada por Paul Romer.
La creación de colonias libertarias con capital estadounidense, parece ser algo más que una moda. Desde la instantánea ciudad de Lazika en Georgia hasta las ciudades flotantes de los Seasteaders, los herederos del individualismo preconizado por la escritora Ayn Rand, se encuentran en su apogeo y a la búsqueda de parajes donde construir sus imperios de opulencia y esclavismo en el siglo XXI.
Los libertarios no esconden su repudio por la democracia, a la cual consideran una forma de gobierno obsoleta. Basta leer a Patri Friedman, el amo de Seasteaders en el portal del ultraderechista Instituto Cato. En Honduras conocemos las posturas reaccionarias de Klugmann, un experto en privatizaciones a lo largo y ancho de continente.
La personalidad de Klugmann es ampliamente conocida por el pueblo hondureño, ya que previo a vender su imagen como uno de los ideólogos y promotores de la ciudad modelo, fue asesor de campaña de Lobo, y de la pena de muerte. En la segunda campaña de Lobo, después del golpe del 2009, en la que fue asesorado por el especialista en campañas sucias, el venezolano JJ Rendon, Klugmann aseguró a los medios de comunicación que el motivo del triunfó de Lobo, había sido gracias al golpe de Estado.
A nivel local, paradójicamente los nacionalistas se han destacado por rematar la soberanía nacional además de comportarse como gobernantes títeres al servicio de los intereses de los Estados Unidos y las compañías transnacionales. Los niveles de pobreza y violencia existentes, derivan de la corrupción, falta de transparencia y mediocridad predominante entre los políticos que han manejado Honduras durante décadas.
El reciente rechazo de la Sala Constitucional de la Corte Suprema a la Ley Regiones Especiales para el Desarrollo (RED), es un primer paso dirigido a defender la socavada soberanía nacional. No obstante las cuantiosas comisiones que giran alrededor de ceder el territorio hondureño a los libertarios, permite pensar que los nacionalistas buscarán las estrategias necesarias para lograr sus objetivos, e influir en el futuro fallo del Pleno de la Corte Suprema.
En Honduras el legado cultural de la república bananera se encuentra enraizado en nuestro imaginario social. Es la hora de cimentar la identidad nacional para lograr una Honduras del siglo XXI, libre de colonialismo.
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