Deterioro a la costarricense en 2011
Costa Rica, el otrora paraíso centroamericano, termina el año con cuatro millones 563 mil 539 habitantes, buena parte de ellos afectados por el deterioro económico y el incremento del costo de la vida, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
La Encuesta Nacional de Hogares 2011, realizada por la entidad, demostró que el nivel de pobreza ascendió a 21,6 por ciento con respecto al 21,3 por ciento del año precedente y la pobreza extrema, que antes afectaba a seis por ciento de la población, ahora abarca a 6,4 por ciento.
En esencia: la problemática sigue sin ceder terreno y cada vez son más los hogares obligados a sobrevivir con un ingreso per cápita menor a 178 dólares mensuales en el área urbana y 137 dólares por mes en la zona rural.
Las mujeres llevan la peor parte en esta coyuntura, pese a poseer casi un año más de estudios que los hombres. Las desempleadas aumentaron casi un punto porcentual (de 9,5 a 10,3 por ciento) de 2010 a 2011, mientras ellos lograron mantenerse en seis por ciento.
"El país entró en una nueva y más peligrosa fase, la de un claro desgaste de varias de las más preciadas ventajas históricas de su desarrollo humano", precisa al respecto el Estado de la Nación, para cuyos autores el reto es cómo encontrar de nuevo el rumbo.
Más alarmante resulta la situación si se considera que los tres sectores esenciales de la economía -la industria, el comercio y la agricultura- pierden dinamismo y ello influye en la desaceleración general.
Estos renglones representan la mitad de la producción en el territorio, por lo que el Banco Central considera imposible alcanzar el crecimiento de 4,5 por ciento proyectado en 2011, y menos el 4,7 por ciento concebido para 2012.
Tal situación es atribuida al menor crecimiento externo, sobre todo del principal mercado de exportación para el país -Estados Unidos-, pero sobre todo a la incertidumbre interna reflejada en los fuertes conflictos políticos que marcaron el segundo año de gobierno de Laura Chinchilla.
Esta administración es la primera en 41 años en perder el control de la Asamblea Legislativa, en 54 años a la cual la oposición le cambia su presupuesto, y en 75 cuyo jefe no informa sobre su gestión el 1 de mayo.
Todo esto explica porqué el respaldo a la primera mujer presidenta descendió 28,4 por ciento, el lugar más bajo desde que inició su gestión el 8 de mayo de 2010, de acuerdo con un sondeo de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Costa Rica.
El estudio, realizado entre septiembre y octubre, reflejó que 66,9 por ciento de la población concuerda en que este gobierno está sin rumbo.
Quizás para revertir las malas opiniones o solucionar la crisis en progreso, la gobernanta potenció la aprobación en primer debate de la Ley de Solidaridad Tributaria o Plan Fiscal, pero sus intenciones quedaron frustradas ante el fuerte movimiento popular de protesta contra el proyecto.
A juicio de las mayorías, la iniciativa es un atentado a la economía familiar por su posible repercusión negativa para los hogares más pobres antes de promoverla, y más vale reforzar controles en los entes estatales. Esta es para muchos la derrota más marcada de Chinchilla en 2011, aunque otros destacan las renuncias de cuatro miembros de su equipo, la crisis en la Caja Costarricense del Seguro Social, la apertura a transnacionales de telefonía celular y varios escándalos de corrupción.
Lo cierto es que cada vez aparece con más frecuencia la palabra crisis para calificar lo concebido por algunos como modelo costarricense, su institucionalidad, el medio ambiente, el nivel de vida, la economía y otros indicadores en un país antes promovido como la Suiza de Centroamérica.
Delante de este panorama, es comprensible que la mandataria anunciara para el año entrante la reestructuración estatal y su aceptación de que "ya nos está agarrando tarde para entrar a discutir todos estos temas".
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