Hormigón Armado
«Cuando termine el colegio, quiero seguir estudiando…quiero ser contadora» nos cuenta Lurdes. Por cosas de la vida no pudo terminar el colegio y, hoy por hoy, es una de las jóvenes madres beneficiarias de las becas de estudios del Hormigón Armado. Durante el día trabaja como lustrabotas y vende el periódico que les reparte el Hormigón; pero por las noches, se quita el pasamontañas que protege su identidad y la salva de la discriminación, y se convierte en una estudiante más. Lurdes asiste todas las noches a un colegio nocturno para cumplir la meta que se ha fijado: terminar el colegio y obtener su bachillerato.
«Tengo una hija, tiene 6 años, este año ya va entrar al colegio» nos dice orgullosa la joven madre de 21 años. El Hormigón le da un bono con el que puede comprar sus libros y los materiales que le piden en el colegio. «Cuando no tienes familia te sientes solo, pero en el hormigón nos dan consejos y nos ayudan a salir adelante», dice Lurdes sonriente.