El proyecto está potenciando la organización democrática de los y las participantes y reforzando su capacidad de incidencia a distintos niveles de la comunidad, en especial, ante los actores sociales que son responsables de garantizar el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales.
El Hormigón Armado es un proyecto de la Fundación Arte y Culturas Bolivianas (FACB) que desde 2005 trabaja con la niñez y juventud trabajadora y de la calle de La Paz, Bolivia, es especial con las y los lustrabotas, una población particularmente marginada.
Uno de los objetivos del proyecto, que implementamos en colaboración con la FACB, es fortalecer al Hormigón Armado como organización independiente gestionada democráticamente por sus propios participantes. Para ello Hormigón Armado debe constituirse legalmente como organización sin fines de lucro con personería jurídica. Para dar cumplimiento a este objetivo se organizaron reuniones informativas con los y las participantes de Hormigón Armado así como encuentros participativas liderados por una abogada especialista en el área para, en conjunto elaborar los estatutos de la organización. En una asamblea posterior se discutieron dichos estatutos, se decidió que la organización se llamaría Colectivo Hormigón Armado. Se eligieron también a los miembros de la mesa directiva, tomando en cuenta que su composición fuese igualitaria se eligió a 2 hombres y 2 mujeres. Se han realizado ya talleres para elaborar las estrategias de comunicación, las que se basan en la promoción de los derechos económicos sociales y culturales de la población en situación de vulnerabilidad. Asimismo, ya se ha elaborado el logo del Colectivo Hormigón Armado.
Se han puesto en marcha también los talleres de liderazgo en los que se trabajó con temáticas de liderazgo (tipos de liderazgo, tareas de un líder, capacidad de organización y comunicación) y se comenzó la elaboración del Reglamento Interno en base al estatuto Orgánico de la organización.
De esta manera, el proyecto está potenciando la organización democrática de los y las participantes y reforzando su capacidad de incidencia a distintos niveles de la comunidad, en especial, ante los actores sociales que son responsables de garantizar el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales.