Cintia es una de las jóvenes madres que forma parte del grupo de la fundación Hormigón Armado que se está capacitando para mejorar sus condiciones de vida y las de su familia. Cintia lleva cuatro años con el Hormigón y tiene dos pequeños.
«Ya he terminado el curso de técnico auxiliar de repostería», dice Cintia, y en su cara se ve el orgullo del logro conseguido. El proceso le ha tomado tres meses que han requerido de un esfuerzo muy grande ya que en esos tres meses Cintia ha tenido que pagar una guardería (porque que no les dejan llevar a l@s hij@s a la escuela) y ha tenido que dejar de trabajar para poder estudiar. Dejar de trabajar un día para la economía de un/a lustrabotas es una cosa muy complicada; Según nos cuenta Jaime Villalobos, director del Hormigón Armado, «un lustrabotas gana menos del 62% del sueldo mínimo nacional y no está dentro de la economía formal», por lo cual, dejar de trabajar un solo día podría significar no comer ese día.
Aun así Cintia ha logrado concluir exitosamente su formación y quiere seguir estudiando pues sabe que la educación, a la que por fin tiene acceso, es una de las herramientas necesarias para romper el círculo de pobreza. «Ya sé hacer tortas, queques, galletas empanadas, pero quiero seguir estudiando» nos cuenta Cintia mientras mese en sus piernas a su pequeño.
Gracias a la beca de formación que Cintia recibe, es posible para ella proyectar un futuro diferente no solo para ella sino para toda su familia.