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Nuevos cultivos transgénicos, espiral creciente de contaminación

Marìa Isabel Càrcamo
RAP-AL *

Uruguay. A principios de setiembre el Ministerio de Ganadería, agricultura, y Pesca aprobó nuevos cultivos transgénicos, tanto para producción de semillas de exportación como para ensayo.

Cuatro eventos transgénicos de maíz, trigo y soja fueron aprobados de forma acelerada, y la decisión no contó con asesoramiento de instituciones científicas en el Gabinete Nacional de Bioseguridad, tampoco se tomaron en cuenta informes adversos de expertos científicos y en las consultas públicas, y representantes del Ministerio de Salud Pública habían puesto reparos por el principio de precaución.

Los nuevos cultivos transgénicos tienen tolerancia a sequía y salinidad, resistencia a insectos lepidópteros, y tolerancias, no solo al glifosato, sino que, además, a los herbicidas dicamba y glufosinato de amonio.

Bien se podría pensar que se han autorizado "semillas perfectas", a pesar de ello, esto mismo se planteó cuando se permitió el cultivo de la soja y el maíz trangénico, e incluso una de las razones para facultar estos cultivos, estuvo basado en que habrìa una disminución del uso de agrotóxicos.

Sin embargo, ha ocurrido lo contrario, y en este contexto es importante resaltar los impactos durante casi dos décadas de uso masivo del glifosato, y la aparición de malezas rebeldes que se resisten a ser eliminadas.

Malezas resistentes que no dan tregua

Algunos ejemplos de estas malezas son el capín, juntamente con el yuyo colorado (Amaranthus Palmeri) se hicieron resistentes al glifosato, principal herbicida utilizado en la siembra directa en el cultivo de la soja transgénica.

A sí mismo, la problemática de las malezas cambia todos los años en la agricultura uruguaya, lo que antes se veía en las chacras argentinas, ahora es moneda corriente en Uruguay.

Por otro lado, hay un avance impresionante del yuyo colorado y el capín. Se encuentra en todas las chacras y con mucha fuerza y agresividad.

Años atrás, el capín era una maleza problemática en la zona arrocera, hoy se extendió a otras zonas. En cuanto al yuyo colorado, se ha ido expandiendo y ganado territorio.

A su vez el Amaranthus Quitensis que ya estaba en Uruguay se cruzó con el Palmeri y formaron el Hybridus que es resistente al glifosato.

Nace una nueva necesidad

Los nuevos cultivos transgénicos responden a una necesidad creada, el glifosato ya no mata a las malezas que compiten con la soja transgénica cultivada hasta ahora, razón por la que se debe de aplicar nuevos herbicidas, más potentes, y además combinados, siendo estos dicamba y glufosinato de amonio.

Cabe agregar que tanto el glifosato como el glufosinato de amonio, están catalogados como plaguicidas altamente peligrosos, para la salud de las personas, y el medio ambiente.

A su vez, es interesante mencionar que en la etiqueta proporcionada por la industria del glufosinato de amonio, se lee, prevención de resistencia: "se recomienda rotar o combinar con otros herbicidas de diferente modo de acción, para prevenir la ocurrencia de biotipos resistentes".

El glifosato no ha podido controlar unas cuantas malezas, ¿podrá hacerlo el glufosinato de amonio?, en las recomendaciones de la etiqueta alerta la posibilidad de la aparición de biotipos resistentes.

Los nuevos cultivos aprobados, solo agudizan este modelo de producción que hace décadas muestra ser destructivo, para el ambiente y la salud de las personas.

El aumento en el número de aplicaciones, la elevación de las dosis y la preparación mezclando distintos tipos de agrotòxicos, no hace sino agravar más los problemas desatando una espiral creciente de contaminación, y sostener lo insostenible.

* Red de Acción en Plaguicidad y sus Alternativas para América Latina - www.rapaluruguay.org



Publicado: octubre 2020

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