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Por soberanía alimentaria

Lucila Horta
Comunicaciones Aliadas

Son numerosas las acciones que viene realizando el gobierno cubano para hacer frente a una de las debilidades contemporáneas de su economía: el crecimiento de la importación de alimentos, tendencia provocada por factores organizativos y malas políticas hacia el sector agrícola, aparte de situaciones climáticas adversas.

Cuba ha estado importando el 80% de los alimentos que consume en los últimos años. En el 2008, el gobierno desembolsó alrededor de US$2.5 millardos para adquirir víveres en el exterior, $839.6 millones más que lo invertido el año anterior y cerca de $1 millardo por encima del año precedente. Tales erogaciones estuvieron influidas por la cantidad de productos comprados y por el aumento internacional de sus precios.

En el año y medio recién transcurrido, el gobierno cubano trazó estrategias acopladas para eliminar ese desequilibrio a través de un ambicioso reordenamiento del agro que busca disminuir a la mitad en los próximos 5 años, las compras de arroz y en un 30% las de frijoles, entre diversos propósitos.

Entrega de tierras ociosas, incremento del pago por varios productos, inversiones en semillas y tecnología, son pasos para llegar a esas y otras metas que este mismo 2009 deben demostrar si el primer tramo del proyecto funciona o no. Se trabaja además en el incremento de la obtención de huevos y carne de cerdo y aparte del mantenido éxito en la agricultura urbana, hay en este momento buenos resultados en los volúmenes de tomate entregados a la industria procesadora y una prometedora cosecha de papa..

Programa innovador

Al mismo tiempo que se aplican nuevas medidas organizativas, también están generalizándose programas que permitieron, en el peor momento de la crisis económica, salir adelante. Entre esos proyectos está el fitomejoramiento participativo, que desde hace 10 años viene impulsando en Cuba la participación de los agricultores en la selección de variedades de semillas para la producción de cultivos básicos.

El fitomejoramiento participativo, con el nombre de Programa de Innovación Agropecuaria Local, "promueve que las variedades y especies sean seleccionadas y diseminadas por los mismos agricultores. Esto implica la necesidad de revalorizar la experiencia de los campesinos y campesinas e integrar ese conocimiento local al científico mediante la acción combinada", dice a NOTICIAS ALIADAS Humberto Ríos Labrada, del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas, uno de los fundadores y activo impulsor de esta iniciativa.

El científico agrícola indica que los resultados de este proceso son impresionantes: "el rendimiento aumentó significativamente en diversos cultivos a la vez que se incrementa exponencialmente la diversidad de tipos de cultivos".

"En arroz, por ejemplo, el que los productores y productoras seleccionen las variedades y legitimen a través de la experimentación en sus fincas cuáles son las mejores variedades ha incrementado en estos 10 años, hasta tres veces los rendimientos y eleva los tipos de arroz desde 3 o 4 variedades usadas, a más de 35, en las regiones participantes", explica Ríos Labrada.

Este proyecto empezó por un núcleo de 25 agricultores en La Palma, Pinar del Río, Batabanó y San Antonio de los Baños, y ahora están beneficiándose una cantidad superior a los 50 000 productores en Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spiritus, Camaguey, Las Tunas, Holguín, Granma e incipientemente, también en Guantánamo.

Se multiplican cosechas

Son varios los programas en marcha que coinciden en el afán de promover la propagación de las mejores prácticas y el análisis de ellas para que lleguen a otros sitios del país. Entre los ejemplos a citar están las primeras cooperativas frutícolas de la zona oriental que cultivan varias especies en el mismo campo, para tener mayor variedad en la oferta y previendo posibles pérdidas por contingencias climáticas, pues el resarcimiento con este método es más rápido.

Muestra, en otro orden, es la empresa de cultivos varios La Cuba, en Ciego de Ávila, una de las provincias que mayor cantidad de alimentos aportan nacionalmente. Como resultado de un programa de selección concebido por el Instituto Nacional de Investigaciones en Viandas Tropicales (INIVIT), la entidad propaga clones de boniato, yuca y calabaza.

A partir de viveros creados teniendo en cuenta no sólo la selección de semillas que mejor se adapten a las condiciones del suelo, la temperatura promedio y el clima, sino también los criterios de experimentados agricultores, en La Cuba ya existen 101 clones de boniato, 20 de yuca y ocho de calabaza, y se crean las condiciones para el cultivo de una veintena de variedades de malanga y 25 de plátano.

"Es parte de lo que puede permitir alcanzar la soberanía alimentaria en Cuba, concepto que vemos como la capacidad de los cubanos de alimentarnos decorosamente a partir de los recursos naturales nacionales, con el empleo del talento local y científico desarrollado en el país", señala Ríos Labrada.

Además de constituir una vía alternativa para el desarrollo agrícola, el enfoque participativo de este programa añade una contribución importante al empoderamiento de los agricultores.

Otro aspecto a destacar sobre este proceso es "la forma en que crece la autoestima de los productores y productoras en términos de liderazgo de la innovación local", remarca el científico agrícola quien además considera que "tenemos capacidades para hacer de Cuba una isla orgánica, sobre bases agro-ecológicas".



Publicado: junio 2009

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