Cumbre Sur-Sur sobre Justicia Climática y Financiamiento para el Clima
A partir del compartir de experiencias y análisis, afirmamos que la crisis actual no trata sólo del calentamiento global o de la ciencia que lo rodea; es también una crisis socio-económica, una crisis política, una crisis alimentaria y energética, una crisis ecológica.
En suma, una crisis sistémica que los pueblos del Sur, más que cualquier otro, tenemos pleno conocimiento que tiene que ver con nuestras vidas y futuro.
Declaración de Cancún
Nosotras, organizaciones de los pueblos del Sur global, representando a una diversidad de redes en África, Asia, el Pacifico, Latinoamérica y el Caribe, nos reunimos en Cancún, México, para la Cumbre Sur - Sur sobre Justicia Climática y Financiamiento para el Clima en forma simultánea a la 16ta reunión de la Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP 16). Desde el 26 de noviembre al 4 de diciembre, compartimos sesiones plenarias, talleres, debates en grupo y acciones comunes que fortalecieron nuestra unidad y profundizaron nuestra visión colectiva hacia el logro de la justicia climática.
Nuestros movimientos están integrados por mujeres y hombres, campesinos, campesinas y comunidades rurales, personas que viven de la pesca y comunidades costeras, pueblos indígenas, trabajadores formales e informales, migrantes climáticos, jóvenes, sectores urbanos empobrecidos, entre otros: poblaciones y comunidades que se encuentran entre las marginalizadas y más vulnerabilizadas a raíz del cambio climático.
A partir del compartir de experiencias y análisis, afirmamos que la crisis actual no trata sólo del calentamiento global o de la ciencia que lo rodea; es también una crisis socio-económica, una crisis política, una crisis alimentaria y energética, una crisis ecológica. En suma, una crisis sistémica que los pueblos del Sur, más que cualquier otro, tenemos pleno conocimiento que tiene que ver con nuestras vidas y futuro. Tiene que ver con nuestra alimentación, salud, tierras, semillas, derechos y bien vivir. Tratase del incremento de la discriminación y la violencia en especial contra las mujeres, las migraciones forzosas, la pérdida de soberanía sobre los recursos naturales y la imposibilidad de seguir existiendo como comunidades originarias y vivir en armonía con la Madre Tierra. Sobre todo, tiene que ver con la justicia: la justicia climática, ecológica, económica y de género, la justicia histórica.
En el fondo de nuestros debates y conclusiones se encuentra la creencia compartida que los enfoques dominantes en las negociaciones oficiales en relación al cambio climático no están considerando la urgencia del asunto, ni sus causas ni el alcance global de sus implicancias. Mientras ellos se encierran en sus negociaciones de nunca acabar, nosotras y nosotros estamos preocupados por nuestra propia sobrevivencia y la del planeta. Estamos especialmente preocupados porque este proceso, controlado por el Norte y de carácter capitalista, solo resultará en la justificación y continuación de sus paradigmas fracasados de "desarrollo" y el surgimiento de más mecanismos basados en el mercado cuyo objetivo no es resolver la crisis climática sino lucrar con ella.
Una crisis sistémica solo se resolverá a través de un enfoque sistémico. Por eso precisamos lograr una transformación fundamental del sistema con real urgencia. Ni los mecanismos de mercado ni las innovaciones tecnológicas pueden ser confiables para enfrentar esta crisis porque priorizan las ganancias por encima del planeta y los pueblos. Por lo tanto, ¡rechazamos enérgicamente todas las falsas soluciones!
En las negociaciones de la COP16, los llamados mecanismos REDD han sido convertidos en uno de los ejes más debatidos a causa de las oportunidades de lucro que ofrecen para las grandes corporaciones transnacionales y los intereses financieros. Como los MDL y todos los mecanismos de compensación por medio de los créditos de carbono, REDD y sus distintas versiones no confrontan las verdaderas causas del cambio climático, que son el modo capitalista de producción, acumulación y consumo, basado en la extracción agresiva de los combustibles fósiles y otros recursos naturales. Asimismo, REDD presenta un peligro para la soberanía alimentaria y una amenaza adicional: tiene como intención usurpar los territorios de las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes, quitándoles sus derechos soberanos sobre sus territorios. Este proceso de invasión neo-colonial ya está en marcha y en muchos casos, incluye también una fuerte militarización y criminalización. Por lo tanto, REDD no es solo una falsa solución para el cambio climático sino una amenaza inmediata para las comunidades originarias y de hecho, toda la humanidad.
La mercantilización de la naturaleza y su "libre comercialización" son el corazón de las falsas soluciones que se están negociando en Cancún e imponiendo en cada uno de nuestros países. Por eso, solo conllevarán más problemas, no soluciones reales. Lo que en realidad se necesita es que los países del Norte cumplan con sus obligaciones de acuerdo con la Convención Marco, cortando profundamente sus emisiones de gases de efecto invernadero y haciendo una transición a sociedades no-capitalistas y no-petroleras, en lugar de estar especulando con bonos de carbono que les permitirá continuar envenando a la Madre Tierra, mientras transfieren al Sur su responsabilidad política y económica de reducir las emisiones.
Es hora que aquellos que causaron estas crisis - los países del Norte, las instituciones financieras internacionales, las empresas transnacionales y las elites tanto del Norte como del Sur - sean responsabilizados inmediatamente por sus crímenes de lesa humanidad y de lesa naturaleza y que empiecen a saldar y reparar sus deudas históricas, ecológicas, climáticas y sociales.
En ese sentido, muchas de nosotras acompañamos y apoyamos los acuerdos surgidos de la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, de Cochabamba, porque reflejan nuestras luchas como movimientos populares.
Exigimos reparaciones por las deudas ecológicas y climáticas que incluyan medidas inmediatas no sólo para evitar mayores daños, como la detención y anulación de las políticas y proyectos que intentan profundizar su control y explotación de la naturaleza, sino también para restaurar a los pueblos del Sur los recursos financieros y tecnológicos necesarios para enfrentar los impactos actuales y futuros y las consecuencias del cambio climático y construir sociedades alternativas, equitativas y sustentables.
Esta reparación financiera por la deuda climática - el financiamiento climático - no debe tener la forma de préstamos u otros mecanismos generadores de deuda, ni venir con nuevos condicionamientos políticos o económicos, y tampoco ser en forma de inversiones privadas. Esto estaría violando el principio y el propósito de las reparaciones, aumentando la opresión de los pueblos del Sur y socavando aún más nuestros derechos y los de la naturaleza, además de profundizar la explotación capitalista y la colonización del espacio atmosférico.
El financiamiento climático debe ser obligatorio y adicional a otras reparaciones financieras. Los canales globales y nacionales de financiamiento climático deben ser democráticos y sujetos al control social, y su gobernanza debe ser totalmente transparente e incluyente de la representación democrática de los pueblos del Sur y en especial, aquellos más gravemente afectados por la crisis climática. Asimismo reclamamos una distribución equitativa y justa del financiamiento climático, entre países y hacia adentro de nuestros países.
El Banco Mundial, la banca privada y otras instituciones financieras como el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Africano de Desarrollo no deben tener papel alguno en el financiamiento para el clima. Estas instituciones promueven un paradigma de "desarrollo" que es contrario al "bien vivir" de nuestros pueblos y del planeta y tienen una enorme responsabilidad por la acumulación de reclamos ilegítimos de deuda en contra de los países del Sur. Ellos continuan financiando políticas y proyectos destructivos desde hace décadas, incluyendo proyectos de combustibles fósiles, megarepresas y otros que exacerban el cambio climático. Esto debe ser detenido.
Asimismo, exigimos la anulación y el repudio incondicional de todas las deudas financieras reclamadas por los gobiernos del Norte, las instituciones financieras multilaterales y la banca privada, entre otros prestamistas a los países y pueblos del Sur. Muchos de estos reclamos de deuda han sido generados como resultado de estas políticas y proyectos ecológicamente destructivos. Esto es un paso necesario para el logro de la justicia climática y la reparación de las deudas ecológicas, históricas y socio-económicas que se deben a los pueblos del Sur y al planeta.
A fin de encarar estos desafíos llamamos a profundizar la unidad entre los pueblos y movimientos sociales y populares del Sur global. Debemos comprometernos en un esfuerzo común enraizado en nuestras comunidades de mayor vulnerabilidad y que contribuye al fortalecimiento de la resistencia frente a la expoliación sistemática que sufrimos.
Esta resistencia necesita actuar a muchos niveles, desde el local hasta el global. Aquí en Cancún, hemos acordado impulsar una campaña global para quitar al Banco Mundial del financiamiento para el clima y del financiamiento del desastre climático, denunciando los daños y peligros que auspicia. Coordinaremos actividades para monitorear el financiamiento e implementación de las falsas soluciones así como de la resistencia que se antepone a ellos y organizaremos campañas específicas al respecto. Impulsaremos iniciativas como el Tribunal de los Pueblos sobre Deuda Ecológica y Justicia Climática y diversas formas de consulta popular, a fin de promover la sensibilización y movilización sociales a favor de la justicia climática y para responsabilizar a quienes han causados estos crímenes. Así también continuaremos con las campañas en contra del cobro y pago de las deudas financieras ilegítimas, a través de varias formas de lucha como es el llamado a realizar auditorias integrales y participativas de las deudas reclamadas a los países del Sur global y campañas específicas contra nuevas e ilegítimas deudas surgidas del financiamiento para el clima.
En conclusión, rechazamos el modelo actual de "desarrollo" y a quienes se benefician con ello mientras destruyen el planeta a costa de la vida de la inmensa mayoría de la población mundial. Reafirmamos que sí existen alternativas verdaderas. Los pueblos indígenas y afro-descendientes, las mujeres y la población campesina, quienes siempre han cuidado al planeta y vivido en armonía con la naturaleza, ofrecen numerosos ejemplos de como sostener sociedades que no estén basadas en la necesidad del crecimiento y el lucro infinito y la extracción ilimitada de los recursos. Por lo tanto estamos aquí para presionar a los delegados y delegadas oficiales en la COP-16, pero sabemos que la esperanza se radica fuera del sitio oficial de las negociaciones: nos pertenece a nosotros y nosotras en las calles, las ciudades, las áreas rurales, en las comunidades indígenas de todo el Sur global.
Globalicemos la lucha! Globalicemos la esperanza! No más Deuda Climática! Reparaciones Ya!
-Cancún, México, el 4 de diciembre de 2010
CUMBRE SUR-SUR SOBRE JUSTICIA CLIMÁTICA Y FINANCIAMIENTO PARA EL CLIMA
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