Nuestras Hijas de Regreso a Casa AC.
Según la propia organización
La Lucha de Nuestra Hijas de Regreso a Casa debería ser la lucha de todos
Poco se dice en Suecia de los sucesos de Ciudad Juarez. En LatiCe queremos dedicar especial atención a "Nuestras Hijas de Nuevo en Casa", organización civil que denuncia la situación de todas aquellas mujeres jóvenes, 420 desde 1993 a la fecha (solo 40 en lo que va del año, que fueron secuestradas, violadas y asesinadas en lo que se rumorea pueda ser tráfico de órganos, crimen organizado o redes de tráfico de mujeres.
Queremos desde un primer momento asumir el compromiso de informar a la sociedad sueca sobre lo que la asociación nos vaya haciendo saber.
Nuestras Hijas de Regreso a Casa, A.C., es una asociación civil de familiares y amistades de mujeres que han sido asesinadas y/o desaparecidas en Ciudad Juárez, Chihuahua, México, desde hace una década.
Sus inicios están registrados a partir de febrero de 2001, con una serie de protestas públicas provocadas por la impotencia y la indignación que se agregan al dolor de perder un ser querido en estas circunstancias, en este caso la desaparición y posterior asesinato de Lilia Alejandra García Andrade.
Las fundadoras de esta organización son Marisela Ortiz (maestra de Lilia Alejandra) y Norma Andrade (madre de Lilia Alejandra), a través de una serie de protestas y denuncia pública, que tuvieron eco en la sociedad mas no en las autoridades y el gobierno, sin embargo, nuestras voces y lamentos atraen a más familias que se acercan a solicitar apoyo ya que las autoridades no buscan a sus hijas, quienes simultáneamente a la desaparición y asesinato de Lilia Alejandra, son secuestradas por desconocidos en la ciudad de Chihuahua (marzo de 2001).
La situación del feminicidio en Ciudad Juárez nos ha colocado a las familias de las víctimas en franca vulnerabilidad, ya que somos familias empobrecidas, lo que nos implica serias dificultades enfrentar la vida cotidiana. Aunado a esto, la tragedia de perder a nuestras hijas nos ha cambiado la vida. Nuestra salud emocional está seriamente dañada, la propia búsqueda del esclarecimiento del crimen y la demanda por la justicia ha implicado hacer una serie de trámites y gestiones, que nos han acarreado un fuerte desgaste emocional. En este proceso hemos ido perdiendo los pocos recursos económicos y patrimonios, así como las condiciones de salud, que se han deteriorado y han impactado al núcleo familiar de tal manera que existen severos daños emocionales y físicos ante una situación que no comprendemos.
Acerca de los porques
Mi nombre es Marisela Ortiz. He ofrecido a la docencia gran parte de mi vida y dedicación. Desde los 17 años me convertí en maestra, y actualmente trabajo en Educación Especial, donde he encontrado grandes satisfacciones al apoyar a niños con diversas discapacidades, y en el camino por la equidad trabajando duro logré la modificación a dos artículos para la Ley del Estado de Chihuahua para personas con discapacidad.
También soy orientadora de adolescentes que al estudiar encuentran problemas que les impiden el avance pedagógico y social, y de igual manera tengo 17 años trabajando como formadora de docentes en la Escuela Normal Superior de Chihuahua en Ciudad Juárez, sin embargo, en este texto comparto una experiencia dolorosa que modificó mis acciones e hizo reconsiderar mi papel tanto en la sociedad como en un nivel personal.
En febrero de 2001 cambió mi vida por completo. Todo lo que había trazado para un futuro mis pasos profesionales, mi vida personal- dio un giro radical en el momento en que supe de la desaparición de una jovencita de 17 años a quien quería profundamente, ella era una persona muy cercana a mi corazón, una chiquilla a la que vi convertirse de niña a mujer, de quien conocí sus planes e ilusiones por la vida, a quien vi enamorarse por primera vez, y que seguramente ayudé a apreciar sus habilidades y virtudes, pues de niña tímida y callada, luego de un año logró destacar y obtener primeros lugares en participaciones como oratoria, deportes, danza, coro, y muchas satisfacciones más.
Fui su consejera y maestra. Más que mi alumna durante tres años de vida escolar secundaria, Lilia Alejandra García Andrade fue una persona muy querida para mí. Ella me empujó a emprender proyectos que seguramente representaban la posibilidad de crecer, porque era una mujer con muchas ilusiones y con altas capacidades y potencial. Y desarrollaba muchas habilidades, sobre todo en la redacción. Ale quería ser escritora o reportera.
Recuerdo cuando me impulsó a empezar un proyecto de un periódico escolar en la escuela, pues quería dirigirlo, ser reportera y hacer todo en ese momento. Entonces pusimos en sus manos una cámara fotográfica para que experimentara con ella y para mantenerla entretenida porque presionaba mucho para que hiciéramos el club de periodismo escolar. Lilia Alejandra tomaba las fotografías más adecuadas, luego le pedíamos textos para identificarlas y ella escribía muy bien, además de escribir textos donde hacia fuertes cuestionamientos a lo establecido. Yo le veía muchas posibilidades de éxito en esta área
Cuando desapareció pude imaginar su destino. Reconozco que no tenía la menor esperanza de que ella fuera encontrada con vida y esto me llenó de dolor. Sabiendo lo que ocurre en Ciudad Juárez obviamente tenía la certeza que había sido secuestrada para ser asesinada posteriormente. Esto me lastimó mucho y empecé una cadena de denuncias públicas. Escribía, y mis escritos fueron divulgados en diarios locales de circulación en el Estado de Chihuahua. Claro, antes que Lilia Alejandra desapareciera pensé que hacía suficiente con escribir y denunciar. Nunca antes me di cuenta que enfrentábamos a un monstruo gigante contra el que nadie ha podido hasta ahora. Esta fue la realidad con la que me topé.
Por supuesto que al inicio de estas acciones jamás pensé que podríamos formar una organización, esto vino como consecuencia. A partir de allí empecé a generar algunas acciones más firmes, pero todavía sin ninguna intención de crear algo formal como lo que ahora es Nuestras Hijas de Regreso a Casa, una organización prestigiada por su acciones encaminadas a la defensa de derechos humanos y por la gestión que ha realizado a nivel internacional en la búsqueda de soluciones para terminar con el femicidio más terrible de la historia contemporánea.
Al principio, el dolor que nos oprimía no nos permitió ver con claridad algunos objetivos. Sin embargo, cuando familias de otras mujeres desaparecidas me pidieron el apoyo que no encontraban en las autoridades, yo busqué a Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra, en el inicio de este movimiento, y es entonces que entendí cuál era mi nuevo propósito. Teníamos que hacer algo diferente, no podíamos quedarnos exclusivamente en la denuncia, fundamentalmente porque en esta organización participamos familias y amistades muy cercanas a las víctimas.
A partir de ese momento -se interponga quien se interponga- hemos iniciado acciones fuertes no sólo en contra de la indiferencia de nuestros gobiernos, sino también en la búsqueda real de soluciones. Nos enfrentamos a problemas enormes, todavía más grandes que los motivos de esos asesinos o de las autoridades al pretender encubrirlos. Ha sido un camino muy difícil, lleno de intimidaciones, negativas, persecuciones, amenazas y difamaciones por parte de quienes se niegan a terminar con esta pesadilla, pero nos ha dejado al menos la certeza de que las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez no son más "las muertas de Juárez", ahora ya se difunde nos sólo su asesinato, sino su vida, se habla de sus sueños e ilusiones cortadas de tajo. Ya no es un tema de nota roja, de página policíaca, es un problema social grave y desatendido que ha causado mayores problemáticas, pero que con nuestras denuncias hemos puesto en primer orden a nivel internacional, sobre todo ante los grupos defensores de los derechos humanos en todo el mundo.
Y aunque no hay nada concreto todavía, los pasos que hemos dado sabemos que nos llevarán a la solución y no propiamente por iniciativa de las autoridades mexicanas quizá, sino a través de la demanda de justicia desde el ámbito internacional, por ello decidimos llevar nuestras denuncias a cada rincón donde somos llamadas.
Esta organización ha trabajado en ocasiones sin un solo recurso. Hemos buscado la ayuda en la ciudad de México, a nivel estatal, a nivel federal, a nivel internacional, a donde hemos encontrado mucha solidaridad. Hemos viajado sin un centavo en la bolsa, pero con todo el ánimo para encontrar la respuesta a esta problemática. Hasta ahora nos hemos avocado mayormente a la cuestión de la justicia jurídica, sin embargo, sabemos que hay mucho que hacer en otras problemáticas agregadas todavía. Esto es un problema que tiene muchas, muchas salientes y no es posible atacarlo de una sola manera ni desde un solo frente, y hacemos las gestiones necesarias para que las familias tengan una vida digna y de calidad.
Hemos buscado también decididamente los recursos para ayudar a las madres de las mujeres desaparecidas y victimadas. Ellas requieren salir del duelo eterno en que permanecen por la falta de atención emocional, necesitan atención psicológica que les permita volver a existir, levantarse, dirigirse de nuevo a la vida. Ahora están muertas en vida, en ese duelo permanente que no les permite vivir en paz. Incluso, algunas han perdido la motivación para seguir existiendo. Se deprimen fácilmente.
Cuando damos algún paso crecen sus expectativas, pero si no resulta vuelven a caer en la depresión. Por ello se requiere primeramente que encuentren las fuerzas para seguir luchando con toda la dignidad porque se les haga justicia a sus hijas. Esto es una prioridad.
Hasta el momento, con el apoyo de otras organizaciones, hemos impulsado peticiones de denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y confiamos que el asunto va por buen camino. Igual queremos que nuestra denuncia llegue hasta el último rincón del mundo.
La meta es lograr la detención y el castigo a los culpables, también creemos que las autoridades de procuración de justicia y nuestros gobiernos son responsables del problema porque han omitido acciones que de haberse emprendido desde el momento de la desaparición de una mujer, quizá pudieran haberse salvado muchas vidas.
Sabemos que hay personas detenidas que quizá sean inocentes, porque según sus declaraciones y las de sus familiares, a base de tortura las han hecho confesar su culpa y tienen que pagar, en tanto los verdaderos asesinos permanecen libres.
Tenemos como meta encontrar la justicia, y dentro de este gran objetivo hay otros que poco a poco vamos salvando. Hasta el momento pensamos que nuestras acciones han sido acertadas, ya que además de provocar algunos cambios -que de ninguna manera consideramos radicales ni oportunos y mucho menos que generarán la solución a estos problemas-, en las acciones de las autoridades, y han ocasionado molestias al gobierno y a quienes deben procurarnos justicia, porque les preocupa que su incapacidad y falta de voluntad política sea evidenciada en otros espacios, y nos ponen más obstáculos, nos amenazan, nos reprimen y golpean.
Pero a pesar de que hemos encontrado tropiezos, de que nos hemos topado con barreras enormes, esta gran fuerza que nos da la impotencia, la indignación y el dolor por la pérdida de estas mujeres, e incrementada por la pasividad y complacencia de las autoridades, nos permite continuar con más empeño en la búsqueda de esta posibilidad de justicia.
Cada vez más clarificamos nuestros pasos y podemos caminar de manera más firme, tomando la vía más directa hacia los objetivos que perseguimos: la justicia para quienes nos fueron arrebatadas antes de tiempo, y la seguridad para las que quedan vivas. ¡Nos están asesinando a nuestras hijas! Y a nadie parece importarle realmente. Hasta ahora sólo la sociedad civil ha escuchado y dado respuesta a nuestras demandas, el gobierno y las autoridades se pierden desviando la atención hacia situaciones triviales y vulgares.
Además de la justicia, queremos vivir en un entorno seguro donde tengamos la garantía de que al salir nuestras hijas del hogar, ellas regresarán con vida. Queremos a nuestras hijas de regreso a casa, pero también necesitamos que los culpables sean castigados, y nuestro dolor sea reconocido.
Esta es una lucha que inicia en honor a mi muy amada Lilia Alejandra, y se convierte en la mayor fuerza reconocida internacionalmente a favor de los derechos humanos de las mujeres de Ciudad Juárez.
Con todo mi amor por ella y todas la demás, y por las familias de los cientos de mujeres victimadas y desaparecidas…
Nuestra Hijas de Regreso a Casa: testimonio
Somos un grupo de mujeres a quienes nos fue arrancado un pedazo de nuestra vida al momento de secuestrar y asesinar a nuestras hijas cuando se dirigian al hogar, al trabajo o a la escuela en Ciudad Juarez, y que motivadas por la pena y el deseo de justicia nos organizamos para impulsar acciones y hacer que nuestros gobiernos asuman sus responsabilidades.
Las familias que participamos en este movimiento hemos convertido en fuerza nuestro dolor. Después de enfrentarnos, además del brutal asesinato de nuestras hijas, a la ineptitud, intransigencia, encubrimiento, corrupción, a la más indiferente actitud de funcionarios y autoridades.
Nos resulta complicado expresar con palabras el dolor desgarrador de saber asesinadas en tales circunstancias a nuestras jóvenes hijas, en un inmenso sufrimiento que no se extingue, y no podemos evitar las lágrimas cada vez que pensamos en ellas o miramos sus objetos personales y sus fotos. Nos angustia y crece nuestro suplicio al imaginar cómo pudieron ser los últimos momentos de nuestras hijas asesinadas a base de torturas y vivimos sin vivir.
Mantenemos la esperanza de que algún día la justicia para la desaparición y muerte prematura de nuestras hijas sea posible, ya que sería la única forma de recuperar nuestra propia vida. Solidaridad para quienes, sin ser nuestras compañeras, comparten ahora mismo la pena de haberles arrancado un pedazo de su vida.
Nuestras Hijas de Regreso a Casa Ciudad Juarez, MEXICO
¿Por qué a mí ?
Nunca pensé que esto me pasaría
Que alguien me explique qué hago aquí
Que alguien me diga qué mal cometí
¿Por qué nadie me ayudó cuando grité en aquel lugar?
¿Acaso nadie escucha mis gritos?
¡Soy una mujer!
¡Alguien haga algo!
Por favor deténganse, estoy viva
Mamá, perdóname,
Siempre quise ser una buena hija.
Que todos me perdonen si alguna vez les hice daño.
Que el cielo me perdone si me olvidé de mirarlo.
¡Quiero vivir!
Y no se cuál fue mi pecado
Dios, no me abandones.
No soy la más creyente,
Pero siempre te tuve presente.
¡Quiero otra oportunidad!
Me falta mucho por hacer.
Lo único que quiero es mi libertad.
Estoy atada por un desprecio que no comprendo.
Me están robando mis sueños.
Ya no sé qué me duele más…
El cuerpo, el alma o saber de la forma más brutal
que por ser mujer me van a matar.
Seré mejor,
Te lo prometo, Señor.
Impide que me vuelvan a tocar
Me van a destrozar
¿Por qué de nada me sirve rezar?
Ya ni siquiera puedo gritar.
A mí me enseñaron que podía ser fuerte
Y que podría llegar a donde quisiera con mi voluntad.
¡¡¡Pero en este momento no puedo!!!
Esto es monstruoso.
Diabólico es poco.
Nunca imaginé esta clase de animal.
¿Por qué me odian tanto?
¿Por qué odian mi cuerpo?
¡Ya no, por favor!
¡Ya déjenme en paz!
¿Qué quieren de mí?
Esto debe ser una pesadilla
¿Y si recuerdo lo mejor de mi vida?
Tal vez disminuya el dolor.
Piensa, piensa ...
¡No!... debo seguir luchando ...
¿A qué hora despertaré?
¿Nadie vendrá por mí?
Porque ya no tengo fuerzas para seguir ...
Más artículos de: Nuestras Hijas de Regreso a Casa