Yo tomé mate con el Sabalero
LatiCe
La consternación no parece tener límites. La noticia del fallecimiento de José Carvajal "el Sabalero" a los 66 años de edad en Villa Argentina, Canelones, Uruguay acongoja a gran parte del pueblo uruguayo.
Muchos latinoamericanos y europeos que supieron apreciar sus mensajes, sus canciones y sus poemas en tiempos duros donde "Josecito" supo estar y dar todo de sí. Este juglar de nuestro tiempo supo del frío del exilio y del vino compartido. A riesgo de ser nostálgico me remonto a la década del setenta en la gélida Suecia. Parecerán anécdotas pero como decía nuestro recientemente desaparecido, compañero Walter Burghi "Son los hilos de nuestras vidas que se entretejen". Recuerdo claramente la primera vez que "EL Sabalero" iba a actuar en Estocolmo. Para ese entonces muchos uruguayos residentes en ésta ciudad nos organizamos en lo que llamamos Uruguay Kommitté. Una de las premisas de nuestra organización de entonces fue la solidaridad con los presos en las cárceles de Libertad, Punta de Rieles y otros establecimientos de detención y tortura en nuestro Uruguay. Las giras del Sabalero por aquella época sirvieron fundamentalmente para recaudar fondos que hacíamos llegar a los familiares a través del Fondo de Presos.
José Carvajal junto a Daniel Viglietti fue uno de nuestros cantores que jamás puso ningún impedimento para actuar, pactábamos todos los gastos de su trabajo y siempre terminaba "la conversa" facilitándolo todo .El flaco no se ponía exquisito y elegía el tren como forma de transporte por ser más barato para nosotros aunque a él le quitara un montón de horas Nos decía "Ta no hay problemas y a las pocas horas estaba llegando a estación central de Estocolmo, con su sonrisa bonachona y su guitarra al hombro.
Instalado en "algún rancho solidario" se preparaba para los conciertos que casi siempre incluían las ciudades de Estocolmo, Gotemburgo, Malmö, Lund, Norköping y Växjö, allí donde hubiese organización actuaba él. Siempre iba prendiendo luces en el medio de la noche. Si nuestros hijos (hombres y mujeres de hoy) le rompían las pelotas se las ingeniaba para bajarlos del escenario y brindarles una canción. En una de esas giras quedó varado, de noche y en la nieve, muy cerquita de casa, con un entrañable amigo Ricardo Gutiérrez y se tiraron a" por vino y cigarrillos" y, después, nos hizo saber que estaban allí a los gritos. Al otro día "fresco como una lechuga" muy contento tomó mate con mi madre. Y ella decía muy ufana a quién quisiera oírla "Yo tomé mate con el Sabalero". ¡Y era verdad! Previamente habíamos pegado un afiche amarillo con un dibujo de aquél narigón en las estaciones de trenes de los barrios más remotos de Estocolmo, pero por detrás de todo esto "las hormiguitas" sobre todo las compañeras y compañeros, como decía de nosotros Vigletti, ya habían tejido todo lo indispensable para que José nos brindara su magia, para que fuera desgranando su ternura ,para que junto a los "clásicos" como Chiquillada y la Sencillita, arrimara al fogón solidario Angelitos creo, si la memoria no me falla, estrenado para nosotros en Husby Träf en la década del ochenta, rescatando el nombre de los hijos robados por la represión del Plan Cóndor. Entonces Simón, Mariana,Anatole y la hija de Aída, remontaban vuelo queriendo escapar del nido falso de sus captores. Creo que lejos estaba "El Sabalero" de saber que años después de tenáz búsqueda de sus familiares, algunos de los chicos de la canción aparecieran y fueran devueltos a sus familiares. Fue de alguna forma el anhelo profundo de Carvajal materializado en versos y música, nuestra lucha de aquél tiempo obscuro por verdad y justicia tendría un final "feliz" porque algunos de estos niños como el caso de Simón, Anatole y su hermana Mariana tardaron decenas de años en ser restituidos a sus familiares. Sin pretender ser un especialista en la obra de Carvajal Angelitos es uno de los mejores temas. La Sencillita, tema que hace universalmente conocida a Villa Pancha, pone un sinnúmero de vecinos y situaciones al alcance del público, traspasando en la magia de sus canciones, recorre sus chamarritas muchos rincones del planeta. Ternura desmesurada en sus textos primigenios, compromiso con la gente sencilla. Aquél tremendo y amoroso "No te vayas nunca compañera" sigue vivo en más de una pieza de pensión estoy seguro. El compromiso político lo empuja al exilio en Argentina y España, de donde lo echa en Franquismo, al igual que Alfredo Zitarrosa y pasa por México para recalar en Ámsterdam. La prensa nos alcanzaba noticias permanentes de un Carvajal que no permanecía quieto, como "buen ciudadano del mundo" siguió elaborando textos como Borracho con Flores con aquella frase tan cara a nosotros los Montevideanos de "afuera" y "los de adentro". Que será Montevideo tan querido y tan lejano, que será de tus comparsas y toditos mis hermanos como para que no faltara nadie.
Remontándonos un clásico que canta a barrio Sur y a Palermo, en versos que quedarán para siempre en la memoria del pueblo."Con sus rotos conventillos, piezas de cuatro por cuatro donde se amontonan hijos y sueños casi castrados" o "revolotear de abanicos en las abuelas de barrio, quebrando los almidones del parche de tantos años para rematar con un clamor" interpretado por "Los Olimareños" uno de los candombes que harían vibrar generaciones de uruguayos (A mi gente) es el grito de ésta raza que se trepa a los tejados para cantar sus canciones tan libres como los pájaros.
Por más que los poetas se esfuercen son pocos los que sintetizan en estrofas algo tan montevideano y tan nuestro como los afro-uruguayos en el carnaval, pero no fuera de contexto, como de algo con el que podemos estar orgullosos de los vecinos traídos a la fuerza del continente negro que Carvajal, al igual que Figari, pinta con texto de compromiso social, con fuerza y con alegría. Es imposible en ésta nota resacatar toda la obra del Juanlacacino. Como dijo algún diario de la capital ¿Qué tema elegiría del Sabalero? Yo diría que trabajo. Entonces nos adentramos los textos de Iginio Mena para quedar plasmados en Entre Putas y ladrones, para con pinceladas litoraleñas zambullirnos de cabeza en un sinfín de personajes del pueblo que son rescatados para ser incorporados a la imaginaria de la gente, para que cada uno (como en tiempos de la radio cuando escuchábamos un relato de futbol) sacáramos nuestras propias fantasías construyendo mundos alocados de color, haciéndonos de alguna manera partícipes de las aventuras de arrabal. A lo largo de su dilatada carrera artística, José fue incorporando una serie de ritmos de giros adquiridos a lo largo de su estadía en el exterior. Quizás sin querer, o quizás por su forma anarquista y bohemia de ser, conquistó una porción de la juventud de Uruguay y de Holanda, "de esos guachos divinos" como él decía de la ciudad de Ámsterdam.
Lo vimos alguna vez en Uruguay y siempre se acordaba "de su Flota" los desterrados de Suecia y del Mundo. La última vez que lo vimos en Estocolmo, pocos años atrás, llegó con la alegría de siempre, materializando el encuentro de centenares de compañeros y compañeras, haciendo vibrar a jóvenes y veteranos en el Museo de la Guitarra de ésta ciudad. Nos dejó con la sensación de que volvería en cualquier momento. La crónica de los diarios montevideanos avisaba que en sus últimas actuaciones le cantaste a la parca, que estoy seguro no es mujer, o más que cantar fue putear y carajear. La fábula de José Carvajal "El Sabalero" cumple una etapa en éste mundo. Sentenció "las ruedas de la historia son de carne y hueso". Siempre estarás en "Volver" para quedarte bien al Sur, en su Juan Lacaze natal, entre el Río de la Plata y el río Uruguay atento siempre por si hay que acudir a solidarizarse con alguien por si hay que "cantarle las verdades a algún matón"
Se nos fue Josecito, junglar de nuestro pueblo se nos viene Josecito a lo hondo del corazón.
¡Gracias hermano! Los "don nadies" te están eternamente agradecidos.
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