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Chirapaq

Niñas indígenas Shawi

Niñas indígenas Shawi de Perú buscan acabar con la tradición del embarazo precoz para lograr acabar sus estudios y atreverse a soñar con un mejor futuro.

Balsapuerto, en la región de Loreto, es el hogar de los Shawis; unos de los pueblos indígenas más importantes de la Amazonía peruana, vinculados espiritual y económicamente al rio y al bosque, es también una de las zonas más pobres del país. Situación que afecta gravemente a las mujeres indígenas. En el Perú 13 de cada 100 adolescentes entre 15 y 19 años de edad son madres o están embarazadas por primera vez (INEI, 2017). Y en Balsapuerto, el 25.2% ya son madres.

D.P.P tenía 14 años cuando quedó embarazada. Hoy sus padres cuidan de su bebe para que continúe asistiendo al colegio y concluya su educación secundaria. Ella tuvo una niña y, aunque no sabe qué hará después de graduarse, sí sueña con que su hija tenga más oportunidades de las que ella tuvo.

El embarazo precoz es consecuencia del poco acceso a la información en temas de educación sexual. Según D.P.P, este derecho le fue negado desde la escuela. En una encuesta realizada en 2018 por la asociación CHIRAPAQ, arrojó que el 14% de las y los jóvenes indígenas en el Perú no recibieron ni una sola clase de educación sexual en todo el año. D.P.P forma parte de esta cruel estadística.

Entre las niñas Shawi, con el inicio de la menstruación, aparece también el riesgo del matrimonio forzado. "Es común que las niñas sean entregadas por sus familiares para casarse. Aunque este no fue mi caso, lo veo mucho entre mis amigas", cuenta D.P.P.

Para muchos padres indígenas el matrimonio a temprana edad es una forma de asegurar la continuidad de la comunidad, garantizar la seguridad económica de sus hijas o incluso como una forma de protegerlas contra la violencia sexual. Bajo estas circunstancias, las niñas Shawi tienen pocas opciones para decidir sobre su cuerpo, su sexualidad y su futuro.

Hace unos 20 años, Agustina Pizango, hoy de 32 años, era entregada por su abuelo a otra familia en matrimonio. "A los 12 años tuve mi primer sangrado. Mi abuelo, quien se encargaba de mí, me entregó para que sea la mujer de Juan José. Tuve que dejar el colegio para dedicarme a la casa", señala.

Según el balance sobre la salud de la juventud indígena en América Latina (2011), realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la discriminación de género en la distribución de tareas y las formas de control social en las comunidades, hacen muy difícil que las adolescentes y jóvenes ejerzan libremente sus distintas libertades y derechos.

Pese a estas adversidades, las mujeres Shawi cumplen un rol esencial para el bienestar de su comunidad y la pervivencia de la cultura de su pueblo. Se encargan de limpiar el terreno y asistir en la cosecha; preparar y proveer el masato, bebida sagrada a base de yuca de gran valor nutritivo. Su vestimenta, collares y pintura corporal, son una muestra de su vínculo con la naturaleza y su gran habilidad. En este saber radica el gran poder de las mujeres indígenas.

Mujeres adultas como Pizango se suman a esta causa, compartiendo con las niñas indígenas no solo la cultura y arte de su pueblo, sino sus propias lecciones de vida. Ella cuenta que aprendió a querer a su esposo, pero no desea que otras niñas vivan lo mismo. "Cuando cuento lo que me pasó lo hago para que las niñas aprendan y no dejen el colegio. La educación te cambia la vida", afirma.

Plan International Perú y CHIRAPAQ, Centro de Culturas Indígenas del Perú, se unen por su compromiso compartido de empoderar y dar voz a las niñas indígenas. Desde enero del 2019, implementan en Balsapuerto y también en Chumbivilcas, en Cusco, la iniciativa "Escuela de empoderamiento político y liderazgo para adolescentes y mujeres jóvenes indígenas".

D.P.P y el resto de sus compañeras de la Escuela Secundaria Pública Manco Cápac participan en espacios de formación en los que aprenden a conocer su cuerpo y develar sus misterios, a encontrar su propia voz y a conectarse con sus raíces indígenas. Son más de veinte mujeres adolescentes de este distrito que están iniciando un movimiento contra el matrimonio forzado y el embarazo precoz.

Tarcila Rivera, directora de CHIRAAPAQ, explica que las y los jóvenes del pueblo Shawi buscan acceder a una educación que les permita enfrentar nuevos contextos en mejores condiciones que las generaciones anteriores. "Ellas tratan de romper el temor y la inseguridad para aprender nuevas formas de ser más fuertes y seguras".

Asimismo, Rivera comenta que el objetivo de todo este trabajo es que las adolescentes se afirmen como sujetos de derechos como peruanas. "Saber que hay menos embarazo adolescente, que la mayoría culminó su secundaria y que sueña con seguir estudios superiores, será nuestra satisfacción en los cuatro años de acompañamiento para concertar sueños comunes".



Publicado: noviembre 2019

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