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Bar Pangea: un lugar de trabajo de ensueño que existe de verdad

Nicolas Ferreira
Yelah
Traductora de LatiCe: Claudia García

Argentina. Un bar insignificante de Argentina que funciona así como queremos que funcione el mundo. Un día espero ver un mundo que sea similar a este lugar. ¿Una utopía? Quizás, pero las utopías tienen que ser las metas porque es en su búsqueda que mejoramos el mundo.

Estoy en Tucumán, una ciudad pequeña del norte de Argentina. El motivo de mi visita a esta pintoresca ciudad es estudiar la diversidad sexual y las actitudes de la sociedad hacia aquellos que se apartan del enfoque normativo.

Durante una de mis entrevistas entré en contacto con un bar que despertó no sólo mi curiosidad sino también mi admiración. Mi informante quiso que nos encontrásemos en un bar que se llama Pangea. El lugar no parece gran cosa, está un poco venido a menos y tiene paredes coloridas. Nos sentamos e hice mi entrevista mientras comíamos unas empanadas y tomábamos una cerveza. Al salir, mi informante me dijo casi de pasada:

-Este lugar es una cooperativa de los anarquistas.

Y esto despertó mi curiosidad, no podía ser que hubiese estado en una cooperativa sin investigar de cerca un poco más aquello ya que nunca me lo hubiera perdonado. Mi obsesión con las cooperativas autónomas ha llegado tan lejos que estoy pensando en visitar a la famosa Zanón, pero queda demasiado lejos para poder hacerlo realidad. Ahora, una experiencia cooperativa me había encontrado a mí. A veces realmente Mahoma viene a la montaña.

En contra de la personalización

Regresé un par de días más tarde, eran más o menos las cinco de la tarde cuando llegué y el lugar parecía cerrado. Pero no iba a dejar que una pequeñez como la hora o que no hubieran abierto me detuviesen. Toqué la puerta y sentí que se abría así que abrí nomás y entré. Adentro me topé con un chico flaco que me miró con expresión de asombro.

- Hola, mi nombre es Nico y quiero escribir un artículo sobre este lugar, le dije antes de que el chico pudiera decir nada.

- Espera, me contestó, voy a buscar a alguien con quien puedas hablar.

De lo que supongo era la cocina salió un chico robusto sin camisa. Nuevamente le expliqué que quería escribir un artículo y muy amablemente me contestó que con todo gusto colaboraría conmigo pero que no terminaba de trabajar hasta las nueve. Le aseguré que no sería ningún problema y que regresaría entonces. Y antes de la hora fijada ahí estaba, impaciente como me sentía.

Poco después de las nueves este muchacho se acercó y se sentó en mi mesa y me avisó que vendría otro más a participar de la entrevista ya que estaban en contra de todo lo que fuese el protagonismo personal que podría derivar de una participación individual. Este era, sin duda alguna, mi lugar en el mundo.

Al rato se acercó otro muchacho a la mesa. Empecé por decirles que lo que había escuchado del lugar había despertado mi curiosidad. Al parecer me habían informado mal, el lugar no lo llevaban anarquistas aunque dos de ellos sí eran conocidos anarquistas. Me aseguraron que la mayoría compartían sí algunos valores ideológicos básicos pero que no era correcto afirmar que el lugar era dirigido por anarquistas. Sin embargo me confirmaron que el lugar era una cooperativa auto dirigida.

Las tareas rotan

Pangea surgió luego de un programa de intercambio entre la universidad de Tucumán y España. Algunas chicas españolas habían estado un semestre en Tucumán y se habían enamorado de unos chicos del lugar. Y cuando les había llegado la hora de regresar a España estuvieron buscando alguna posibilidad de ingreso que les permitiera quedarse. Y así surgió la idea de abrir un bar.

Las chicas había regresado a España para recoger el capital mientras los chicos se habían quedado en Tucumán para resolver los asuntos prácticos, lo que no es para nada una tarea fácil en un país enamorado de los procesos burocráticos y los sellados. Desde el comienzo se había planteado que todos trabajarían por igual y recibirían la misma parte de la ganancia. Sin embargo, hubo conflictos en lo referente a cuál sería la forma de gestionar la empresa. Uno de ellos pensaba que debería ser una empresa igual a cualquier otra. El conflicto se resolvió cuando los demás decidieron comprar la parte de éste y de su novia. Después de aquello se decidió que todas las decisiones se tomarían en forma horizontal por medio de reuniones de las que todos participarían. El trabajo se distribuiría en forma justa y las tareas variarían. Todos harían todo, desde limpiar los baños hasta la contabilidad.

Quieren ampliar las operaciones

La empresa es lo que se llama una cooperativa de trabajo lo que implica que no sólo se reduce al restaurante sino que pueden ampliar sus operaciones a otras áreas, por ejemplo, está en discusión una imprenta o un proyecto productivo agrícola para disminuir la dependencia del restaurante.

Al mismo tiempo están involucrados en una serie de diferentes actividades fuera del bar y colaboran con las organizaciones de base para ello, por ejemplo, han tenido un pequeño mercado en los locales en el que uno de los actores fue una organización de base de lesbianas. También el plan futuro de JAT- la Juventud Anarquista de Tucumán- va a organizar la biblioteca del lugar. Pangea participa de las manifestaciones y de las marchas bajo su propia bandera y apoya todas las protestas, desde las que se relacionan con la diversidad sexual hasta las protestas contra el capitalismo y las injusticias.

La empresa cuenta con diecisiete miembros. Después de la inversión inicial no se ha vuelto a hacer ninguna otra. Los miembros que se incorporaron luego del inicio han contribuido "solamente" con fuerza de trabajo pero sobre todo con alegría por el trabajo. Se trata sobre todo de estudiantes universitarios que necesitan un trabajo durante sus estudios. En el grupo hay tanto estudiantes de medicina como de arquitectura. Muchos de ellos eran trabajadores sociales y la mayoría son militantes políticos o trabajan con cuestiones sociales de algún tipo. Ninguno tenía conocimientos culinarios antes de comenzar a trabajar en el lugar. Los que tuvieron la oportunidad de comenzar a trabajar allí lo hicieron después de que otros miembros los recomendaran y fue gracias a sus cualidades personales. Sobre todo se busca que haya acuerdo entre todos ya que se considera que eso es más importante que cualquier conocimiento que se pueda aportar.

He visto el futuro

El miembro más joven del grupo se diferencia, no obstante, de los demás, no sólo por su edad sino por su situación socioeconómica. Ella viene de una de las zonas más pobres de Tucumán y no ha finalizado la escuela primaria. Anteriormente ha trabajado en tareas agrícolas, sobretodo en la cosecha del limón, lo que es un trabajo duro porque se realiza a pleno rayo del sol (lo que no es poco decir en una zona en la que en verano dicen que la temperatura alcanza los 50 grados.

Para los que no conocen los limoneros están estos árboles llenos de espinas por lo que al cosechar los limones las manos sangran. Si se ponen un poco de ácido cítrico en las manos y van a comenzar a entender. Esta chica tiene hoy dieciocho años pero la dejaron comenzar cuando aún le faltaban dos meses para cumplirlos (en Argentina hay una disposición "oficial" que prohíbe trabajar antes de los dieciocho). Desde que empezó a trabajar la chica ha tratado de que los otros miembros compartan con ella sus conocimientos y estos han respondido en forma positiva y en la actualidad recibe lecciones privadas y todos contribuyen con lo que más saben. Su meta primera es acabar la primaria pero quiere seguir estudiando en la universidad. Con compañeros como estos estoy seguro de que logrará lo que se propone.

Cuando me voy lo hago con esperanza. He visto el futuro. He visto camaradería y alegría por el trabajo y preocupación por el prójimo. He visto un lugar de trabajo que funciona así como la sociedad debería funcionar. He visto un lugar en el que todos tienen igual valor y en el que la voz de uno cuenta igual que la de otro. Y en el que una chica de dieciocho años, sin recursos, ni educación, tiene igual derecho a opinar y ser escuchada que un estudiante universitario con cuatro años de carrera de medicina. En este lugar el compromiso no queda aquí sino que se expande a todos los rincones de la sociedad. Este es un lugar repleto de amor y tolerancia.

Un día espero ver un mundo que sea similar a este lugar. ¿Una utopía? Quizás, pero las utopías tienen que ser las metas porque es en su búsqueda que mejoramos el mundo.

Publicado: diciembre 2011

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