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No fue un 24 de marzo como los demás

Leonardo Paller

Argentina. No fue un 24 de marzo como los demás. Muchas fueron las razones que convocaron al pueblo argentino nuevamente a las calles. Por un lado, estuvo la ya clásica reivindicación del pedido de Verdad y Justicia en un nuevo aniversario del inicio de uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de este país. La memoria es algo que es necesario ejercitar, y una vez más como desde hace muchos años el pueblo salió a decir Nunca Más.

Sin embargo, este 40 aniversario del último golpe de Estado tuvo matices diferentes a los anteriores. Por un lado, irónicamente se encontraba en el país el presidente de los Estados Unidos en visita oficial. Los grandes medios de comunicación, al parecer no interesados en ejercitar la memoria colectiva, tuvieron como foco de atención las actividades de Obama, y fue así que lo vimos hablar con jóvenes universitarios, bailar tango, y visitar Bariloche. Para el espectador poco informado, parecería que no había nada más importante que informar. Mayor ironía aún hubo en las participaciones oficiales de Obama en Buenos Aires, incluyendo que arrojara flores al Río de la Plata en homenaje a las víctimas de los vuelos de la muerte del Plan Cóndor. Ironía es poco decir ante semejante cinismo.

Otras razones que llevaron al pueblo a manifestarse están en relación con las grandes reformas que están siendo introducidas por el nuevo gobierno de derecha encabezado por Mauricio Macri. Cientos de miles de trabajadores estatales despedidos en las peores condiciones, aumentos de tarifas que triplican de un día para el otro el costo de servicios básicos como la electricidad o el transporte público, la suspensión de planes de ayuda social para los más desfavorecidos, cambios en el manejo de la seguridad pública con una fuerte tendencia represora, el desmantelamiento de la participación del estado en la defensa de los Derechos Humanos, el pago de la deuda a los fondos buitre en condiciones infinitamente desfavorables (para el país), son solo algunos ejemplos del esfuerzo sistemático del nuevo gobierno en defender los intereses de las grandes corporaciones y el capital, desmantelando en el proceso lo construido en 12 años de progresismo.

Fue en este contexto que el pueblo concurrió a las calles una vez más, y yo como muchos otros extranjeros concurrimos a sumar nuestra voz a la de un pueblo hermano. La concurrencia fue multitudinaria, llegando miles de personas por las 3 grandes avenidas que confluyen en la histórica Plaza de Mayo. Fue tal la convocatoria, que en una gran muestra de organización popular hubo que desconcentrar de la plaza en varias oportunidades para permitir que otras organizaciones llegaran al estrado y pudieran emitir sus proclamas. El centro de la ciudad quedó chico ante una marea de gente que con banderas, pancartas, bombos y consignas en la garganta se hicieron presentes para sumar su voz y construir así la voz de pueblo. Una única cámara de televisión se hizo presente. Sin embargo, fueron muchas las organizaciones de la sociedad civil que participaron de este histórico día. Además de agrupaciones políticas, hubo organizaciones de derechos humanos, sindicatos, entre otras. Y manifestaciones similares tuvieron lugar a lo largo y ancho del país.

Hay otro mensaje que va más allá del rechazo a la involución que trae el Macrismo, al cinismo de la visita de Obama, al eterno reclamo de justicia y defensa de los derechos humanos. Es que la sociedad está organizada, y no teme salir a la calle a defender lo logrado, a mostrar su opinión, y a hacerle saber a los poderosos que pese a las farsas que quieran montar, el pueblo está y estará para hacerles frente. Sin dudas no fue un 24 de marzo como los demás.

Publicado: abril 2016

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