Baltasar Brum. Las Cassandras del pueblo
LatiCe
Uruguay. La jornada comenzó a las 4 de la mañana. Tomé el ómnibus que me llevaría desde Artigas Capital hasta el pueblo Baltasar Brum, unos 130 kilómetros campo adentro por uno de los peores caminos rurales de todo el país. Apenas salimos se reventó una llanta, por lo tanto, demoré un par de horas más de lo previsto en llegar al término del viaje.
Pintoresco periplo al futuro, amaneciendo en un día de enero, donde la bocina del desvencijado ómnibus, sonaba para espantar las vacas que descansaban en y a la vera del camino. Ante mí (pasajero curioso de los detalles) desfilaban algunos pueblecitos por donde antes había pasado el ferrocarril, que siguen prendidos como "claveles del aire" entre estancias, la mayor parte improductivas pero, otras con mucho ganado. Al fin llegamos, luego de muchos kilómetros de polvo rojo. Ni bien bajarme del autobús me esperaba la amplia sonrisa de uno de los maestros del pueblo, Don Marcos Arzuaga, quién me ofreció alojarme en su casa, adonde pernocté. La amabilidad es una muestra de la forma de ser del artíguense, también de su forma de observar. Como decía un viejo dirigente cañero, (los de Artigas) miran hasta la forma que uno tiene de sentarse. Al principio son un poco retraídos, pero luego son fraternales (gauchazos en todo el sentido de la palabra). Allí hay que sumar brazos y cabeza para contribuir a la construcción de una sociedad más justa.
A la tarde del mismo día del arribo, los vecinos me estaban esperando en la cancha "Del Tabaré" donde se apreciaban muchos progresos, construidos a pulmón por la Comisión de madres y padres (Marlen do Carmo y Jesús López, entrenador de Nacional de BB), incansables, laboriosos madres y padres de los chicos que, como gorriones pequeños, iban corriendo, o a saltitos, a enfrentarse en un partido de exhibición. Entonces antes de la puesta del sol, con el cordero a las brasas casi listo, (trabajo previo de carneada y paciente brasa de Don Juan Días, presidente de la Liga de Baby fútbol), el partido de fútbol fue tomando forma. Y allí, entre la luz artificial que se abría paso en la noche cerrada, brilló una "punterita," una niña de la localidad de unos 10 ó 12 años, que recibía los pases magistralmente y bajando el balón, encaraba la defensa eludiendo a más de uno, para acabar colocando la pelota por debajo, besando la red, allí donde ningún golero la alcanza. El mérito de Yéssica Cassandra País Ponzone (además de su técnica) es que fue la única jugadora entre aquellos "pollitos gallitos" nuestros que gozan del deporte en toda su dimensión.
El partido concluyó entre abrazos y bromas, después pasamos a compartir el cordero asado para celebrar la solidaridad de Suecia, plasmada en los equipos y zapatos de futbol que Katarina och Waldemar (Segeltorps IF) y LatiCe les entregaron y que contribuyeron a hacer a más de uno feliz.
Al otro día conoceríamos el predio de CIPA, gestionado por la Fundación Logros y que, entre otros integrantes, cuenta con el maestro Marcos Arzuaga, Lerner Cantos, Ramón y Joselito Ramos.
Constaté la prolijidad y el orden en aquel predio abierto a los vecinos, en el cuál crecen plantas y sueños en forma permanente. Llegué con un humilde aporte de Casa Uruguay de Estocolmo, que se uniría al hecho por Casa Uruguay Barcelona, para permitir a la gente de CIPA, comprar su ansiado motocultivador. Como pasa con aquellos que son baqueanos en la zona, fuimos conociendo nuevos vecinos, vimos el horno donde se hacen unas exquisitas empanadas. La familia de Don Joselo Ramos, que vive en un predio chiquito donde hay un lugar plantado, mucha sombra y alegría, calor de hogar de gente trabajadora, humilde pero con sus manos fraternas extendidas. Visitamos la arrocera que está a la entrada del pueblo y, también, a las tejedoras, las señoras Silvana Ayres y Vitalina Silvera que trabajan en los antiguos locales de AFE (Ferrocarriles del Estado). La gente de Baltasar Brum ha sabido mantener intacta la estación a la espera de que algún día Baltasar Brun sea la penúltima estación antes de llegar al "penacho" de la Republica, la histórica Bella Unión.
Nos fuimos con la mochila repleta de cariños, de sueños y las baterías recargadas, con el desafío terco de ubicar a este paraje en el mapa del planeta como una especie de tierra prometida. Paraje en el que la calidad de la educación hace la diferencia, tanto en los centros de enseñanza, como en los centros deportivos en los que la consigna es la deportividad y el combate a las drogas. Pueblo de puertas abiertas (todavía). Con un querer abrirse paso hacia una vida digna y plena, donde hay cosas muy bien hechas y sueños por alcanzar.
Como con Marcos y con los vecinos no dejamos de analizar y compartir, hemos decidido en nuestro caso seguir trabajando desde nuestras pequeñas organizaciones para que "las Cassandras del pueblo" tengan sus espacios propios donde poder desarrollarse, trabajar y estudiar. En Baltasar Brum se dan los mayores índices de natalidad y embarazo adolecente. Por eso vamos a dedicar nuestros esfuerzos a las gurisas y los gurises (hijas e hijos de madres y padres muy jóvenes) que asoman a la vida y al Uruguay del Siglo XXI. Y para que puedan jugar como titulares en el gran partido de la vida y que "las Cassandras" no tengan que jugar de contrabando.
Anteriormente algunas muchachas, han sido campeonas departamentales de hándbol, fue algunos años atrás, nos cuenta Marcos transformado en un improvisado profesor de gimnasia, quién con mucho sacrificio les brindó su tiempo y un espacio para que las chicas llegaran a la cumbre. Hay que escucha a Marcos recordar aquellos hermosos momento. Marcos es un profesional en todo el sentido de la palabra. Hoy día, nos dice, algunas de estas chicas, por suerte, están cursando estudios superiores.
Son un puñado, pero tienen mucha significación, esas muchachas que, con mil sacrificios, se reciben como profesionales y quieren regresar al Baltasar Brum natal, que para los que no saben es cuna de la primera senadora al país, la Dra Alba Roballo. Lo traigo a colación, aparte de los colores políticos, porque Alba fue una valiente luchadora. Desde LatiCe -Latinoamérica en el Centro- vamos a hacer lo posible y lo imposible para aportar a esta realidad uruguaya y latinoamericana. ¡Alimentación de calidad, nutrición, planes de salud, deportes y cultura en toda la extensión de la palabra! Desde las organizaciones de base, tejiendo alianzas sociales, reconstituyendo el tejido social en forma horizontal, sin buscar protagonismo. Necesitamos tu apoyo querido lector, tu juventud, tu experiencia y coraje para emprender esta obra. Donde aportamos y aprendemos a un mismo tiempo. Por eso, como ha escrito el gran Antonio Machado, caminante, no hay caminos y al volver la vista atrás se ve la senda que no se volverá a pisar. Caminate no hay caminos, si no estelas en la mar.
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