¿Cirujas Vip?
LatiCe
Historia de heroínas, en uno de los ambientes más duros del Gran Buenos Aires, donde los taxistas si entran se quieren ir rapidito, donde la cooperativa a base de trabajo social ha convertido a cirujas individuales en trabajadores cooperativizados, conscientes de que la organización paga.
(Gran Buenos Aires) En el marco del proyecto Progreas llevado adelante por Fundación Pereyra de Argentina y Redes Amigos de la Tierra de Uruguay visitamos la cooperativa de cartoneros el Ceibo. Tuvimos la suerte de realizar ésta suerte de buceo social, en las profundidades de Buenos Aires.
Conducidos de la mano de dos hermanas María julia y Cristina. Cuando fuimos recibidos en el local de la cooperativa. María Julia, va directo al grano y nos cuenta de la razón social del emprendimiento que ya lleva veinte años funcionando. Vente años que preceden a vida de cirujas "rompedores de bolsas". En el marco de vidas rotas por la violencia domiciliaria, que en el caso de una de sus fundadoras la arroja a vivir debajo de un puente durante años con cuatro hijos a su cargo. Si hay un "ave fénix" es la tremenda historia de lucha de estas jefas de hogar que van ganado experiencia en la organización cooperativa, hasta alcanzar un número de 64 operarios.
Además del significado social diario, lo que en la gran ciudad llamamos basura es para nuestras entrevistadas material reciclable. Cartones, botellas plásticas, papel y latas de aluminio son algunos de los componentes de los materiales que aportan los vecinos, los colegios, las empresas de Palermo. Historia de heroínas, en uno de los ambientes más duros del Gran Buenos Aires, donde los taxistas si entran se quieren ir rapidito, donde la cooperativa a base de trabajo social ha convertido a cirujas individuales en trabajadores cooperativizados, conscientes de que la organización paga.
Nos vamos con la sensación de haber estado por un minuto en las profundidades de un fenómeno social y medio ambiental. Nos vamos haciéndonos la pregunta de qué importante sería que los políticos tomaran en serio un emprendimiento de este tipo para hacer un gran aporte en otras ciudades del Mundo María Julia a sus setenta años sueña con una casa propia. Cristina sigue firme al pie del cañón nos despide efusivamente con la mano en alto demostrando que otro mundo es posible.
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