La Operación Cóndor como momento fundacional de una nueva hegemonía cultural de la dominación
Ponencia realizada por Ignacio Martínez el jueves 22 de abril de 2010 en el Salón Rojo de la Intendencia Municipal de Montevideo, en el marco del Seminario sobre "La Operación Cóndor y su proyección en el presente" con la presencia de delegaciones de Argentina, Brasil y Paraguay. 22 y 23 de abril.
Buenas tardes a todas y a todos. Agradezco la invitación que me hicieron para exponer en este Seminario y particularmente en esta mesa con tan prestigiosos amigos.
El título de este tramo del Seminario es "La Operación Cóndor como momento fundacional de una nueva hegemonía cultural de la dominación." El título mismo ya introduce una definición. En efecto, creo que la Operación Cóndor no fue únicamente la coordinación represiva para perseguir, secuestrar, hacer desaparecer y asesinar a opositores a las dictaduras de Argentina, Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay, además de territorios operacionales posibles como Perú, México, los propios Estados Unidos y Europa, allá en la década del 70 y comienzos de los 80. Eso se hizo, sí, pero enmarcado en una estrategia mucho más vasta que fortaleciera los mecanismos de dominación de los pueblos de estos países hermanos a largo plazo. Esa estrategia estuvo directamente diseñada desde los centros de poder político-militar en los EEUU principalmente, con las cúpulas militares y los sectores civiles, representantes de los más rancios grupos poderosos del campo, la industria y las finanzas.
El 6 de marzo de 2001, el New York Times publicó un documento desclasificado. Este mensaje ahora difundido, data del año 1978 y fue mandado a Paraguay por el embajador de los EEUU en Panamá, Robert E. White, y decía expresamente que los servicios secretos de los países miembros del Plan Cóndor "están en contacto entre ellos por una instalación de comunicación de los EEUU, localizada en la zona del Canal de Panamá".
El Plan Cóndor, sin embargo, no surge de la nada. Está referido, claro está a la situación geopolítica de aquel momento, pero hay que referirlo, entre otras cosas, a la doctrina Truman.
En 1947, el presidente Truman dijo en un discurso: "Uno de los objetivos fundamentales de la política exterior de Estados Unidos es la creación de condiciones en las cuales nosotros y otras naciones podamos forjar una manera de vivir" y esta fue su voluntad hasta el final de su segundo mandato, en 1953, apenas poco más de 20 años antes de la aplicación del Plan Cóndor.
Esa "manera de vivir" es la hegemonía del poder estadounidense sobre toda la región y el mundo, es el consumismo como paraíso de la existencia humana, es la televisión como única ventana al mundo, entre dos culturas, como diría Federico, una que dé alas y otra que dé pezuñas. Esa manera de vivir que anunciara Truman, es la de las pezuñas.
Algunos datos reveladores son los de la Escuela de las Américas, niña mimada de esa "manera de vivir", que funcionó entre 1946 (en pleno primer período de Harry Truman) y 1984, para señalar un tramo de su historia, hasta que fue trasladada al Fort Benning por acuerdo entre Torrijos y Carter. En ella se graduaron más de 60 mil oficiales de más de 20 países latinoamericanos. Allí se gesta la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, cuyo eje es cambiar los cometidos tradicionales de los Ejércitos latinoamericanos y capacitarlos para garantizar el llamado "orden interno".
En 1996 se desclasificaron algunos manuales de esta Escuela donde se expresa sin ambigüedades, la autorización de la violación de los derechos humanos, el uso de la tortura, de la extorsión, la ejecución sumaria y el secuestro, entre otras "daños colaterales", según las modernas denominaciones de las "guerras preventivas", como el robo, el secuestro y tráfico de niños, la apropiación de inmuebles, muebles, dinero, traslado ilegal de prisioneros y canje de detenidos, montaje de falsas invasiones, comunicados mentirosos, asociaciones para delinquir, escuadrones de la muerte, etc.
Algunas joyitas graduadas en esa escuela.
General Hugo Banzer, dictador boliviano hasta 1978.
General Roberto Eduardo Viola, integrante de la junta argentina en 1976.
Leopoldo Fortunato Galtieri, integrante de la junta militar argentina hasta 1981 y promotor de la guerra de las Malvinas en 1982.
Manuel Contreras, cabeza de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Chile.
La verdad es que, según datos que poseemos, de aquella siniestra escuela, han salido 10 presidentes, ninguno constitucional, todos vinculados a las dictaduras militares, 38 ministros de defensa, 71 comandantes en jefe de Fuerzas Armadas y 496 oficiales acusados hoy de violación de los derechos humanos y delitos de lesa humanidad. Pero hay más.
Las Conferencias de Ejércitos Americanos hicieron lo suyo. El general Juan Iavícoli, sostuvo en Buenos Aires, en 1976, en la 7ma Conferencia, que había que definir "la subversión como amenaza a la seguridad interna".
En la 8va Reunión de Comandantes de Ejércitos Americanos, en Río de Janeiro, en septiembre de 1968, el comandante en jefe del ejército argentino, teniente general Alejandro Lanusse, declaró que "los países americanos eran conscientes de la existencia de un enemigo común en el continente: el comunismo internacional."
La matriz ideológica de todos estos pensamientos está contenida en la Doctrina de la Seguridad Nacional. La misma Iglesia Católica, mucha veces aliada a esos personajes del poder que nombrábamos más arriba, directamente vinculada, en parte de sus jerarquías, a las dictaduras que sustentaron el Plan Cóndor, sin embargo en 1979, se refirió a la Doctrina de la Seguridad Nacional, en el Documento de Puebla, inspirado en principios de la Teología de la Liberación, y lo dijo en los siguientes términos:
"En los últimos años se afianza en nuestro continente la llamada «Doctrina de la Seguridad Nacional, que es, de hecho, más una ideología que una doctrina. Está vinculada a un determinado modelo económico-político, de características elitistas y verticalistas, que suprime la participación amplia del pueblo en las decisiones políticas. Pretende incluso justificarse en ciertos países de América Latina como doctrina defensora de la civilización occidental cristiana. Desarrolla un sistema represivo, en concordancia con su concepto de «guerra permanente». En algunos casos expresa una clara intencionalidad de protagonismo geopolítico." Y agrega:
"La Doctrina de la Seguridad Nacional entendida como ideología absoluta, no se armonizaría con una visión cristiana del hombre en cuanto responsable de la realización de un proyecto temporal, ni del Estado, en cuanto administrador del bien común. Impone, en efecto, la tutela del pueblo por élites de poder, militares y políticas, y conduce a una acentuada desigualdad de participación en los resultados del desarrollo."
Ramón Camps, uno de los militares que sostuvo el golpe de 1976 en Argentina, nos ilustra sobre el origen de esta doctrina y dice: "En Argentina recibimos primero la influencia francesa y luego la norteamericana, aplicando cada una por separado y luego juntas, tomando conceptos de ambas hasta que llegó un momento en que predominó la norteamericana. Francia y EE.UU. fueron los grandes difusores de la doctrina antisubversiva. Organizan centros, particularmente EE.UU., para enseñar los principios antisubversivos. Enviaron asesores, instructores. Difundieron una cantidad extraordinaria de bibliografía." La experiencia francesa en indochina y en Argelia, da cuenta de una referencia inspiradora de la Operación Cóndor, perfeccionada por la experiencia estadounidense, ambas al servicio de la ideología de la sumisión, de la cultura del miedo y la resignación.
No los quiero cansar mucho con citas y datos, pero creo que fueron necesarios.
Hasta aquí un puñado de informaciones que bien pueden ilustrar los orígenes del Plan Cóndor, que tuvo como finalidad eliminar la resistencia a las dictaduras, sí, pero también aterrar a las familias de las víctimas, desalentar cualquier atisbo de acercamiento o solidaridad de los entornos de esas familias y crear un clima de ocupación en toda la sociedad, de control, de que todos estábamos vigilados, de miedo, de poder omnipotente por lo general nocturno e infalible, de imposibilidad de hacer nada; clima impuesto a lo largo y ancho de todos los sectores de la sociedad: el bloque en el poder, protegido e impune; las grandes mayorías oprimidas y dominadas.
Estas son visiones del mundo, son ideologías dominantes que, de una u otra manera, se han proyectado desde los mismos generadores ideológicos hasta nuestros días, y hoy se reflejan en conceptos cuyas versiones modernas son "esto es lo que hay valor", "hacé la tuya", "no te metás", "este no es tu problema", "las cosas siempre fueron así y no pueden ser de otra manera".
En resumen, es mejor bajar la cabeza y esconderla en un hoyo, que exponerla a la intemperie y que te la corten. En nuestro pueblo creo que aún hoy hay enormes nichos de yo no sé, yo no vi, yo no estaba, eso no puede ser verdad.
Pero creo que hay más para decir.
Sería equivocado atribuir el Plan Cóndor a una mera función militar táctica. Es parte de una estrategia de dominación y está dirigido al conjunto de las poblaciones. Esto tira por tierra la reducida visión de que aquí hubo una guerra entre dos ejércitos o su equivalente a la idea de los dos demonios: ejército contra guerrilla. Creo que esa es una visión muy simplista del conflicto social que vivimos en los momentos en que tuvo lugar la Operación Cóndor o acaso es la quimera de alguien que se ve a sí mismo como general o cosa por el estilo, perdiendo de vista un proceso mucho más complejo y vital que involucró, en el caso de Uruguay, a cientos de miles de personas que veníamos en un avance en conciencia y organización. Hoy es frecuente que no se pondere o se desconozca que, por ejemplo, en abril de 1972 el Ministerio del Interior prohíbe a los medios de comunicación informar sobre huelgas, paros, ocupaciones de fábricas, huelgas de hambre, movilizaciones, ollas sindicales, etc. y que el 13 de abril la CNT realizó uno de los paros por 24 hs más grande de toda la historia del país, a propósito, entre otras cosas, del aumento de precios del 37% que autorizó el Gobierno, dejando por el piso el magro 20% de aumento salarial.
Lo demás es más conocido. La muerte de 8 compañeros tupamaros al día siguiente, el 14 de abril, el Estado de Guerra Interno declarado el 15, atentados contra personalidades del FA el 16, la muerte de los 8 compañeros comunistas el 17.
También sería un error atribuir como víctimas del Plan Cóndor sólo a los desaparecidos, mis entrañables compañeros queridos. Por eso pienso que todos los esfuerzos por anular la deshonrosa Ley de impunidad debieron y deben poner sobre la mesa los enormes alcances que tuvo la brutalidad militar contra aquellos compañeros, sí, pero también contra los miles de presos, de perseguidos, de exiliados, sus familias y sus entornos, los muertos en fusilamientos, los muertos en la cárcel o en el hospital militar, los torturados que arrastran hasta hoy secuelas físicas y psicológicas.
Dice el Historiador Álvaro Rico:
"El objetivo de la Dictadura Militar fue toda la población, su objetivo inmediato fue el desmantelamiento de la oposición .pero tuvo otro a largo plazo, que tiene que ver con la reestructura de las relaciones sociales, las normas de convivencia, instalando la inseguridad, la desconfianza, el miedo y que sigue operando hasta hoy día "
En efecto, la dominación ideológica que es, sin dudas, cultural, es la más duradera, la que busca incluso que el dominado quiera parecerse al dominante y admire todo lo exógeno, al tiempo que desprecie lo autóctono y reconozca en el dominador un estado de cosas que es así, que no puede cambiarse y que está bien que así sea.
George W. Bush dijo alguna vez: "Si no hacemos la guerra, corremos el riesgo de fracasar". También dijo: "He hablado con Vicente Fox, el nuevo presidente de México, para tener petróleo que enviar a Estados Unidos. Así no dependeremos del petróleo extranjero". Eso se llama el pez por la boca muere ¿no? Obama ha dicho: "No existe una América liberal y una América conservadora, existen los Estados Unidos de América. No existe una América negra y una América blanca, una América de latinos y una América de asiáticos, existen los Estados Unidos de América." O "Cuando enviamos a nuestros jóvenes y mujeres a la guerra, nosotros tenemos una obligación solemne nunca jamás entrar en guerra sin tener tropas suficientes para vencer la guerra, asegurar la paz, y ganar el respeto del mundo."
A los aspectos señalados, la implantación del miedo y la inseguridad, de la desconfianza y el individualismo, del sentido de la incapacidad y la debilidad para transformar el mundo, se les deben sumar otros artilugios más sutiles, pero no por ello menos contundentes. Al contrario. La ignorancia del pasado reciente, el no saber, el desconocer, la permanencia de los mismos programas que forman a las nuevas generaciones de militares en las seis dependencias del liceo militar que existen en nuestro país, el mantenimiento de la impunidad o aún, incluso, de beneficios carcelarios para delincuentes de lesa humanidad, el mantenimiento de las mismas estructuras jerárquicas y de organismos tales como la CEA, Conferencia de Ejércitos Americanos, Conferencia Naval Interamericana (CNI) y Sistema de Cooperación de las Fuerzas Aéreas Americanas (SICOFAA). Son todos factores que fortalecen esos pilares intangibles, pero fortísimos, que afianzan una cultura del olvido, de la desmemoria y del grave error de pensar que los paradigmas que impone la ideología dominante en determinado período de la historia (por ejemplo la dictadura, el Plan Cóndor y todos sus alrededores) desaparecerán cuando se mueran los directos protagonistas de aquellos hechos. La historia de las culturas de las naciones nos enseña otra cosa, por suerte, porque también perduran en nosotros los mejores valores de la condición humana que heredamos de las mejores aristas de la cultura latinoamericana.
Sigamos.
La coordinación represiva está expresamente avalada por estos organismos. En la CEA reza el: "interés común en el ámbito de la defensa para acrecentar la colaboración e integración entre los Ejércitos y contribuir desde el punto de vista del pensamiento militar a la seguridad y al desarrollo democrático de los países miembros".
¿A qué integración se refiere? ¿Qué es acrecentar la colaboración? ¿Cuál es el pensamiento militar?
El coronel retirado Horacio Ballester, presidente del Centro de Militares por la Democracia Argentina, dijo en un reportaje: "Es inconcebible que se sigan realizando las reuniones de comandantes en jefe del Ejército que comenzaron en 1960 en Fuerte Amador, en Canal de Panamá. De esa relación surgió nada menos que el Operativo Cóndor que, por propuesta de Pinochet, durante las dictaduras militares nuestras, los servicios de inteligencia de un país podían penetrar en el otro a detener prisioneros, y enviar sicarios para matar gente. En la República Argentina fueron asesinados el general Torres de Bolivia, el general Prats de Chile, el diputado Gutiérrez Ruiz, el senador Zelmar Michelini del Uruguay y un montón más de gente."
La verdad es que se siguen manteniendo la Junta Interamericana de Defensa, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), los programas de ayuda militar que ofrece el ejército de los Estados Unidos hoy , el mismo que está en varios operativos de guerra en el mundo, el mismo que busca introducirse de diferentes maneras en territorios latinoamericanos, el mismo que no ha abandonado Guantánamo, el mismo cuyo comandante en jefe, el Sr. Obama, recibe el Premio Nobel de la Paz a pocos días de mandar 30 mil efectivos más a Afganistán, que para él debe ser una guerra para "ganar el respeto del mundo".
Efectivamente el Plan Cóndor, como parte de toda una estrategia de dominación, tiene una proyección hasta nuestros días en todas estas formas y con todos estos indicadores.
Por ejemplo, en Uruguay el presupuesto de Defensa era, en el 2008, el 5,1% del Presupuesto total, cuatro veces superior a todo lo que gasta el Poder Legislativo (1,3%), el Poder Judicial, (1,3%) o el Ministerio de Ganadería y el de Industria sumados (1,3%) ¿Por qué? ¿Con qué fines?
Hay casi 45 mil funcionarios públicos vinculados a la educación, pero más de 58 mil vinculados a los aparatos represivos, sumando Ministerio de Defensa e Interior ¿Por qué? ¿Con qué sentido? El Ejército no puede ser una especie de seguro de paro para miles de jóvenes que sólo encuentran ahí un respaldo laboral. Tampoco puede ser una cantera de reclutamiento para las mismas ideas predominantes de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Estos puntos también contribuyen a continuar las esencias mismas que sostuvieron el Plan Cóndor y su madre gestora, la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Según los Archivos del Terror descubiertos por Martín Almada, en la ciudad de Lambaré, Paraguay, en 1992, el Plan Cóndor dejó un saldo de 50.000 muertos, 30 000 desaparecidos y 400 000 presos. Creo que se queda corto.
Las responsabilidades están claras. Hay que investigar a los Comandantes de las tres armas durante las dictaduras en la década del 70. Hay que investigar a Kissinger, la CIA, los servicios de inteligencia de los ejércitos, los cancilleres, los ministros de defensa y los embajadores estadounidenses de la época y sus asesores militares. También hay que investigar a las Fuerzas Aéreas de entonces y seguir desenmarañando el complejo entramado de la coordinación represiva. La desclasificación de los documentos de Estado y la apertura de los archivos de los ministerios, historias clínicas de hospitales militares, entre otras cosas, es fundamental.
Deseo terminar con una frase del querido general don Víctor Licandro, dicha hace ya algún tiempo, refiriéndose a las Fuerzas Armadas: " creo que la transición de la dictadura a la democracia todavía no terminó porque hay un hecho sustancial que debe cumplirse que es la depuración."
Yo pienso como él. La depuración más importante es la ideológica, que también deberá extenderse al conjunto de la sociedad, en una transformación cultural, haciendo énfasis en los valores que nos engrandecen, en el artiguismo, en la pública felicidad, por encima de todas las cosas.
Gracias.
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