El pueblo no se despide
enREDando
(Resúmen de la nota original) Murió el ex presidente Néstor Kirchner. Los análisis periodísticos han sido, en estos días, muchos, diversos, intensos. Algunos de ellos, escritos desde lo más profundo del sentimiento político y humano hacia quien fuera el presidente que, entre otras tantas cosas, posibilitó el juicio y castigo a los genocidas.
Otros, una transcripción calcada de la carroña periodística que abunda en la página de los multimedios. Desde enREDando acercamos a nuestros/as lectores/as, la crónica y el relato de una compañera de Nodo Tau, de una amiga y sobretodo militante, María Victoria Escobar. "Murió Néstor Kirchner, eso dicen en la radio, en la TV, en internet. Murió Nestor Kirchner, y nos vamos convocando a su despedida, a su recuerdo, a su homenaje." Una mirada viceral de lo que fue la Plaza de Mayo en estos dos días de duelo, transformado en esperanza colectiva.
El apretado viaje bajo tierra llega a su fin. Apretado por esa cosa contenida en el pecho, esa que humedece los ojos y acelera el pulso; apretado también por la muchedumbre mansa que llena los vagones, que obliga a ponernos hombro a hombro, a movernos como un mismo organismo, a respirar el mismo aire... La boca del Subte C nos devuelve a la superficie, parada Avenida de Mayo, y comenzamos a subir, escaleras arriba. Murió Néstor Kirchner, eso dicen en la radio, en la TV, en internet. Murió Nestor Kirchner, y nos vamos convocando a su despedida, a su recuerdo, a su homenaje. Y hoy, en la superficie, somos muchos, muchísimos, que salimos de trenes, de subtes, y de colectivos, pero también de fábricas, de comercios, de escuelas y hospitales, de cocinas y de bares, de oficinas, de organizaciones sociales, del Pueblo. Ese mismo pueblo laburante que siempre es la parte más delgada del hilo que se corta cuando las cosas van mal, pero el mismo pueblo que sabe reconocer y agradecer las reivindicaciones, los derechos, el trabajo incondicional de los grandes gobernantes.
Las mil formas de llegar a Plaza de Mayo
Me sumo a la caravana incesante de personas que camina por la avenida hacia la Plaza de Mayo, bajo la sombra de los imponentes edificios del casco histórico porteño. Pasan los grupos de pibes, muchos pibes jóvenes con banderas, con carteles escritos a mano, con ramitos y flores que venden en las esquinas. Muchas tías, sobrinas y vecinas, gente de overoll y gente de camisa, madres con pibes de las manos, agrupaciones embanderadas con Evita y Perón, pero también ostentando nombres como Putos Peronistas o Negros de Mierda. Algunos lloran, otros cantan, otros se reconocen en la multitud y se abrazan. Pienso: tantas veces marchamos con el pueblo por aquí, tantas veces, en los últimos 25 años de vuelta de la democracia.
Marchamos por justicia, marchamos por trabajo, marchamos por educación, por dignidad. De pronto, se me vienen a la mente las imágenes, frescas aún en la angustia, de la represión del 2001 por estas mismas calles, de los cascos y escudos, de los gases y los tiros, y de los compañeros muertos. Se me vienen a la mente los furiosos intentos de derribar las puertas del Congreso, cuadras arriba, del fuego que quiere quemar las bancas de "nuestros representantes", del fin de todo, de los gritos del "que se vayan todos". Todos, así es, en el 2001 queríamos que se fueran todos, la clase política nos traicionó hasta la última oportunidad, hasta la última dignidad...
Hoy, en cambio, Néstor Kirchner se murió y todo es muy distinto, la gente sale a la calle y sigue llegando en marea a la Plaza, pero ahora canta y aplaude, y el aplauso se hace eco y contagia. La gente despide al gobernante pero también dice que apoya a la presidenta, que le hace el aguante a Cristina y al proyecto nacional y popular, que muerto el pingüino hay rabia para rato. Y todo esto es una consecuencia del trabajo que este gobierno hizo y hace para el pueblo. Para la dignidad de este pueblo.
Del "menos peor" a la sorpresa, y de la sorpresa a la convocatoria
Néstor Kirchner llegó al poder en el 2003 con un veintipico por ciento de votos, la otra parte de los votos estaban repartidos entre los muy malos conocidos. En aquel entonces, creíamos que había ganado el "menos peor", y lo cierto es que no sabíamos ni pronunciar su apellido. Pero un día Néstor nos sorprendió en un discurso frente a las fuerzas armadas, otro día hizo bajar el cuadro de Videla de la ESMA, y recibió a las Abuelas, y una vez más en Mar del Plata, cuando junto a otros presidentes latinoamericanos "enterraron" al ALCA para siempre... Y algunos incrédulos fuimos tildando en nuestra "agenda" de los sueños las cosas que siempre hubiéramos querido hacer pero... siempre hubo un pero. Y Néstor todo no lo pudo, por supuesto, pero preparó el camino para Cristina.
Porque si hay algo que no podemos discutir es que ella tuvo la oportunidad, pero también el coraje, de definir los hechos, y dividir las aguas. Y convocó, a cada uno en el reclamo que lo atañe, y en el nuestro, el mío, el de una nueva Ley de Medios de la Democracia, esa que venimos trabajando desde abajo y como hormiga en las organizaciones que intentamos hacer comunicación popular en medio de tanta hegemonía. Y un día vinimos a la Casa Rosada y marchamos por esta misma avenida al Congreso "llevando" con nosotros un proyecto de Ley que incluía cada uno de los 21 puntos que habíamos acordado en talleres y charlas y encuentros con las organizaciones, allá a lo lejos y hace tiempo... Y una vez más, sacamos el lapicito de la esperanza, para dibujar otra tilde en nuestra Agenda. Y cómo no nos vamos a sentir convocados por Néstor, y por Cristina, cómo no vamos a estar hoy acá despidiendo a un tipo generoso, y diciendo más que nunca, que bancamos este proyecto, que nos sentimos parte, que lo que ganamos con años de militancia social no va a ser fácil de quitar por los buitres de siempre.
Nestor y Cristina demostraron que existe un sólido proyecto de construcción y renovación de la Patria que nos convoca a todos. Pero ojo, no hablo de utopías ni de ingenuidades, hablo de un proyecto mejorable, siempre perfectible, por supuesto, con tantas cosas todavía por hacer, con más educación, más trabajo, porque con la Ley de Medios no nos alcanza si los padres no trabajan, si los chicos no aprenden a pensar en la escuela, si los chicos y los jubilados no tienen comida ni salud. Un proyecto inacabado, pero que nos convoca, nos pone en marcha y nos compromete a mejorar. A los que tenemos militancia social pero también a los hijo' de vecino que por primera vez entienden que la política no es una mala palabra, que la militancia no es la obsecuencia, que el trabajo sólido desde abajo puede generar futuro si hay una dirigencia que invita a participar y soñar con otra realidad un poco más justa para todos. Porque nos han devuelto la Justicia, ni más ni menos. Y eso, eso es lo que la gente viene hoy a agradecer a la Plaza de Mayo, lo que sostiene en alto las banderas y las voces, y hace soportar las 20 cuadras y las 10 horas de cola para llegar a la capilla ardiente donde Néstor, hoy, puede descansar en paz, porque la posta la tomamos nosotros.
Más artículos de: enREDando