¿Qué hay detrás de la epidemia del Zika?
En los últimos días ha circulado abundante información sobre la epidemia del zika, y su relación con niños nacidos con microcefalia, y a pesar de que no hay pruebas científicas contundentes que asocien estas malformaciones con el virus del zika, ya hay un gran negocio montado.
Se trata del mosquito transgénico (Aedes agyptis) de Oxitec, empresa británica relacionada con la Universidad de Oxford. El sancudo transgénico ha sido liberado en Brasil, Malasia y las Islas Caimán y Panamá, y está en agenda hacerlo en La Florida, con el fin de controlar la fiebre del dengue.
A pesar de que no se ha demostrado su efectividad en la reducción de la enfermedad del dengue, especialmente en la ciudad de Juazeiro, en el estado brasileño de Bahía, donde se han hecho ya liberaciones masivas (800.000 mosquitos transgénicos por semana), se propone que este mosquito transgénico, podría ser la solución a esta epidemia.
Organizaciones de Brasil se han opuesto a la liberación del zancudo transgénico desde que se empezó su liberación en 2011, porque existe duda de su efectividad tanto en la reducción de las poblaciones de mosquitos, como de la enfermedad en si mismo. Hay además preocupaciones sobre el efecto en la salud humana si un zancudo transgénico llegara a picar a una persona. Aunque la empresa Oxitec dice que sólo se liberan mosquitos machos (que no pican), la técnica de separación es bastante rudimentaria y podría pasarse "infiltradas" hembras transgénicas y ser a la vez portadoras de dengue, chikungunya o zika.
Por otro lado, mientras las poblaciones de Aedes agyptis disminuye, podrían crecer otros mosquitos portadores de las enfermedades, como el mosquito tigre asiático, que se reproduce mucho más rápido y es extremadamente agresivo.
En ninguno de los países donde se ha introducido el mosquito transgénico se ha informado a la población sobre los potenciales impactos, y muchos menos aún, se les ha consultado. Se trata entonces de un mega experimento con poblaciones humanas, sobre todo en el caso del Brasil. Las decisiones han sido tomadas únicamente por los gobiernos y las élites corporativas.
De acuerdo al articulista Jon Rappoport, las malformaciones genéticas y microcefalias podrían estar más relacionados con el uso de plaguicidas que con el zika. Él nos recuerda que Brasil es el mayor consumidor mundial de plaguicidas (entre 2000 y 2012 el uso de pesticidas en Brasil creció en 162%).
Según la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (ABRASCO), el sector de la agricultura brasileña compró más de 823.000 toneladas de plaguicidas en el 2012. Añade que hay varias evidencias científicas que asocian a ciertos herbicidas (como la atrazina), con malformaciones genéticas, un herbicida usado intensamente en Brasil.
ABRASCO también cuestiona el uso de pesticidas en el control del vector, y proponen que las campañas deberían centrase en la eliminación de los criaderos. Mientras está comprobado que los pesticidas como la atrazina provoca defectos de nacimiento; esto no se ha demostrado de manera concluyente para el caso del virus Zika.
Rappoport sostiene que no existe una prueba científica definitiva que asocie al virus del zika con las malformaciones genéticas que se les atribuye. El autor señala que las técnicas que se han usado al respecto son muy débiles, pues las pruebas aplicadas a las personas infectadas no son concluyentes. Señala que en primer lugar, se debe probar que el virus existe, el que tiene que ser aislado del tejido enfermo de un portador humano. Ese tejido tiene que ser puesto bajo un microscopio electrónico, en el que se deberán ver muchos ejemplares del virus, en este caso del Zika. Las pruebas tienen que ejecutarse en muchos casos diferentes de humanos sospechosos de llevar el virus, y estas pruebas tienen que revelar grandes cantidades de Zika en el cuerpo.
En cuanto a las pruebas de diagnóstico de casos de posibles humanos infectados se usan la prueba de anticuerpos y el PCR. En cuanto a la primera técnica, cuando una prueba muestra que los anticuerpos dirigidos contra un virus específico (como el Zika) están presentes en el cuerpo, significa que el cuerpo ha estado en contacto con el virus. El hecho de demostrar que el cuerpo tuvo contacto con un virus específico, no significa que el paciente está enfermo o va a enfermar. De hecho hasta el año 1985, una prueba de anticuerpos positiva era interpretada como que el sistema inmunológico del cuerpo había encontrado y vencido al virus. Fue a partir de 1985, que la "ciencia" dio un giro y pasó a interpretar que un resultado positivo significa que la persona está enferma o va a enfermar.
Así es como, cuando se "anuncian epidemias", las agencias de salud pueden inflar falsamente el número de casos hasta números sobredimensionados.
Jon Rappoport sostiene que la histeria vende, y que al momento ésta se centra en el virus del zika. Los titulares sensacionalistas que se están publicando generan paranoia en la población. Veamos algunos:
"Brasil envía 200.000 soldados para detener la propagación de Zika"
"Manténgase alejado de Río si está embarazada"
"Perdemos la batalla contra los mosquitos"
"Virus amenazando dos continentes"
Se advierte a las mujeres embarazadas que no viajen a 22 países de América Latina y África.
"A medida que el virus Zika se propaga, El Salvador pide a las mujeres que no se queden embarazadas hasta el año 2018"
"La rápida propagación del virus Zika ha llevado a los gobiernos latinoamericanos a instar a las mujeres a no quedar embarazadas durante un máximo de dos años, una precaución extraordinaria dirigida a evitar los defectos de nacimiento que se creen que están vinculados a la enfermedad transmitida por mosquitos".
Relaciona estos titulares con el hecho de que el próximo año tendrá lugar en Brasil las olimpiadas, lo que obligará a miles de personas a vacunarse contra el virus. Ya hay empresas como Pfizer Inc, Johnson and Johnson and Merck & Co Inc. están trabajando en esta vacuna.
El artículo original (en inglés) se lo puede encontrar: aquí.
Más información:
ebravo@rallt.org
Fuente:
Acción Ecológica
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